Las declaraciones de Sergio Ramos tras el Macedonia-España, en las que censuraba pasados comportamientos de Gerard Piqué (“sus últimos actos no ayudan, pero a nadie nos sorprende viniendo de él”), han reavivado el temor a que otro terremoto Real Madrid-Barcelona sacuda el vestuario de la Selección con la misma intensidad en que lo hizo en 2011.