En el fútbol hay muchas historias, pero pocas son tan particulares como esta: un jugador que con 36 años de edad recién va a debutar en la liga de su país; que inició su carrera profesional en el extranjero, en el club donde concluyó la de su abuelo, y que pondrá fin a su trayectoria en el equipo donde empezó la de su padre. Esta es la historia sui generis de Diego Forlán.