El Fútbol Club Barcelona recibió de la UEFA 58,6 millones de dólares por ganar la Liga de Campeones de Europa en junio. La Conmebol le pagará a River Plate, en total, 5,1 millones por su flamante conquista de la Copa Libertadores. Once veces y media menos. Las diferencias económicas son abismales; las futbolísticas también. Tenemos el campeón que podemos. Que ahora no es el mejor sino el menos malo. Nuestro sempiterno tercermundismo nos condena a la consuetudinaria mediocridad. La rueda es muy triste: producimos los mejores futbolistas del mundo, los exportamos a precios miserables a Europa, jugamos con los menos buenos y luego miramos por televisión a los de allá. Y nos contentamos con la chiquita: que los jugadores sudamericanos hagan un gol o sean la figura en el Barcelona, el Bayern Munich, el Arsenal o la Juventus. Mientras, nuestros torneos languidecen.