Mientras estuvo con vida Julio Grondona, los presidentes de siete federaciones sudamericanas se oponían al calendario preestablecido de la Eliminatoria. Refunfuñaban por lo bajo, pero nunca se atrevieron a cambiarlo (pese a que ganaban la votación 7 a 3) porque el capo di tutti i capi los fulminaba con la mirada nomás. Aún octogenario, los mantenía bajo la suela. Tuvo que ser la naturaleza la que propiciara el cambio de fixture. Se lo llevó y ahora hay un nuevo orden de emparejamientos. Con Grondona vivo se disputaron cuatro Eliminatorias como él quiso.