La Copa América 2015 terminó ayer, pero esta columna fue escrita el viernes pasado, por lo que no puedo hablar de ganadores. A lo que sí puedo referirme es a los perdedores y al gran damnificado del certamen: el fútbol sudamericano, enlodado como ‘una papa sucia’. Por primera vez en la historia la Conmebol –dueña del torneo- no se ha hecho presente.