Roger Bello bajó cuatro kilos. Nunca en la historia un veedor dio tantas vueltas a la cancha como el comisario deportivo boliviano en el bochornoso Boca Juniors-River Plate del jueves último. Dio veinte vueltas sin decidir nada. En rigor, Boca y River llevan tiempo abochornando, antes con su juego sucio, de patadas, codazos, chicanas y bravuconadas, totalmente olvidados de la pelota, concentrados en ver quién es más macho. La consigna “de vida o muerte” que impregna cada clásico se va corporizando de a poco. Antes del partido se vio una pancarta que decía, palabra más o menos: “Si Boca no gana no salen vivos”. Era, un poco, el clima, el sentimiento que imperaba antes del juego.