Semana intensa de Libertadores. Con una definición dramática, la del Grupo 6 entre River-San José de Oruro y Juan Aurich-Tigres de Monterrey. Finalmente (penosamente), pasó River a la siguiente ronda al vencer 3-0 al conjunto boliviano, pero sobre todo al triunfar Tigres en Chiclayo, por 5 a 4. Toda la semana se habló de esta definición, que tenía una peculiaridad: Tigres, ya clasificado con holgura, era árbitro de la suerte de River. Y decidió llevar a Perú un equipo con todos suplentes, incluso con 16 profesionales, dos menos para el banco. Con esa dotación, el equipo mexicano debía al menos empatar con el Aurich para que River pudiera avanzar, si ganaba y marcaba varios goles. Se habló de “vergüenza”, de “desprestigiar la Copa”, etcéteras varios justamente por la delegación que mandó.