Despojémonos todos, sin excepciones, de las camisetas y las pasiones partidarias y reconozcamos hidalgamente que Emelec es un legítimo y merecido monarca nacional del 2014 y bicampeón por tercera vez en su historia. Todo lo que se quiera argumentar es meramente episódico y en el caso de Álex Bolaños –y su temprana expulsión en la final– me inclino por la presunción de inocencia hasta que se demuestra su culpabilidad.