Han pasado un poco más de 20 años de cuando Simón, Clímaco Cañarte y Fausto Montalván me invitaron a conocer el terreno donde pensaban levantar un complejo deportivo para la Fundación Ídolos del Astillero. Era un sueño de viejos exfutbolistas que querían tener un sitio propio donde poner su experiencia y conocimientos en favor de los niños y jóvenes.