La postura casi unánime de los clubes de las series A y B del balompié nacional de crear una Liga Profesional para “cambiar las estructuras del fútbol ecuatoriano, crear un sistema que permita el manejo directo de la administración y participación del fútbol a través de los clubes, y la libertad de determinación de los modelos de gestión, conforme la Ley del Deporte. Y además tener políticas claras y atención equitativa en temas financieros, técnicos y legales”, como lo ha expresado Mario Canessa, presidente de River Plate, ha despertado una, por hoy, pequeña tempestad que podría convertirse en tormenta tropical o en huracán categoría cinco.