Advertimos dos Mundiales, el de afuera y el de adentro, muy distintos ellos. El primero –organizativo– muestra grandes deficiencias y pierde lejos en la comparación con muchos otros, pero es motivo de un artículo aparte. El de adentro –el juego– es espectacular: fútbol ofensivo, partidos vibrantes, mínimos empates, muchos goles, luminarias que iluminan, nada de especulación, juego limpio...