Mientras la novia a la que le había disparado yacía muerta o agonizante en la casa de Óscar Pistorius, el atleta, lloroso, se arrodilló a su lado e intentó infructuosamente ayudarle a respirar colocándole dos dedos en la boca para abrirle los dientes apretados, relató este jueves un testigo en el juicio por asesinato contra el corredor sin piernas.