La pasión futbolera y la emoción popular del Clásico del Astillero se mudaron a una nueva casa en 1988, cuando Barcelona se estrenó como anfitrión en el moderno Monumental. Hace un cuarto de siglo se escribió desde ahí un capítulo más de la historia de los duelos con Emelec, que como antes ocurrió en los estadios Guayaquil (luego bautizado Ramón Unamuno), Capwell (reabierto en 1991) y Modelo (ahora Alberto Spencer), estremecieron al país.