Al hacer referencia a la lectura mencionamos una famosa frase de Albert Einstein: “la imaginación es más importante que el conocimiento”.
Sin duda, el libro ha sido a lo largo de la historia un instrumento de primer orden para transmitir conocimientos, sin embargo, su principal atributo es quizás ser un promotor de la imaginación. La lectura es importante no solo a la hora de estudiar, también estimula la creatividad, relaja y permite conocer realidades distintas y lejanas. Los especialistas señalan que para el desarrollo de los niños es una necesidad esencial, ya que ellos se encuentran en etapa de pleno aprendizaje. Para los adultos este hábito también es fundamental, ya que ayuda a diversificar puntos de vista respecto al mundo que los rodea, a ser más analíticos y a entender procesos y no solo hechos aislados. El hombre que no ha tenido el hábito de leer, está prisionero en su mundo inmediato en cuanto a tiempo y espacio, su vida cae dentro de una rutina establecida, se limita al contacto y la conversación con algunos amigos y conocidos, y no ve más de lo que sucede en su vecindad. De esta prisión no hay fuga posible. Pero en el momento en que toma un libro, entra en un mundo distinto para desarrollar la potencia de sus facultades lógicas, su esfuerzo mental, enriquecer su patrimonio lingüístico (hablar, oír, leer y escribir), tener espíritu crítico (diferentes formas de pensar sobre una cosa), educar nuestro sentido estético, ensanchar la imaginación, cultivar el sentimiento, descubrir intereses más amplios.
Ernesto Cartagena Molina,
Guayaquil