En la edición del 5 de octubre del presente año, en la primera página se dice, sobre el caso Glas “... la jueza aumenta la pensión al bebé que deberá recibir cada mes de parte de Glas Viejó, quien –además del pequeño– ha tenido con diferentes convivientes 14 hijos, uno de ellos es el ministro de Asuntos Estratégicos Jorge Glas Espinel”. Ante esta aseveración me siento absolutamente lesionada y como madre indignada ante la forma peyorativa en que se refieren a mi familia. Esto es absolutamente inexacto, supongo que el desconocimiento del entorno familiar de mi hijo permite el desafuero, la única verdad es que celebré legalmente matrimonio con el señor Glas Viejó y fruto del mismo procreamos tres hijos que responden a los nombres de Jorge David, Heriberto Antonio y Silvia María Glas Espinel.
Cuando mi hijo Jorge tenía 7 años yo me separé totalmente por la deslealtad conyugal, de mi ex esposo y padre de mis hijos, desde entonces me convertí en padre y madre de ellos, los eduqué y los mantuve sola con sumo esfuerzo y dedicación, y tuve con ellos la bendición de Dios; hijos maravillosos, trabajadores, honestos, responsables y profesionales. Así, mi hijo Jorge es ingeniero politécnico y desde muy joven trabajó honestamente para ayudarme a mantener el hogar, se desempeñó entre otras cosas como gerente del canal 36, de TV Satelital, y desde el inicio del gobierno del economista Rafael Correa Delgado laboró como gerente de Fondo de Solidaridad, luego como ministro de Telecomunicaciones y actualmente como ministro coordinador de Sectores Estratégicos y su trabajo siempre ha sido ejemplar, sin mancha, responsable, nunca lo han sindicado como autor de algún ilícito, siempre desempeñó su cargo con mucho celo y verticalidad; luego, ¿por qué empañar su nombre y por qué se lo enloda por un presunto acto ilícito de su padre?
Mi hijo responde por sus actos, no por actos ajenos a su persona.
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Mi hijo Heriberto Antonio, es un prestigioso abogado laboral y tiene como clientes a importantes empresas de la ciudad que lo buscan por su profesionalidad y saber. Mi hija Silvia es una economista de mucho prestigio, vive hace muchos años en Europa y es gerenta en marketing a nivel mundial de la compañía transnacional Telefónica Atos Origin. Este es un testimonio de lo que se puede lograr con la ayuda de Dios en la formación de hijos dignos, de bien y respeto, y no es justo que si yo hace 37 años corté toda relación con mi excónyuge, con todas las secuelas que trae dicha decisión y que en la actualidad su comportamiento traiga consecuencias nefastas para mis hijos, cuando lo único que les dejó fue su apellido. En mis largos años de vida tuve respeto y simpatía por Diario EL UNIVERSO que siempre supo mantener ecuanimidad en la noticia, pues nunca hizo extensiva la responsabilidad de una persona en sus hijos, sino que se limitó a destacar los hechos con objetividad. Es por eso que me extraña que se haga esto con mi hijo que tiene una vida limpia y eso es lo que cuenta. Espero que ahora que conocen la verdad de las cosas no vuelvan a mencionar a mi hijo cada vez que se refieran a su padre.
Norma Espinel Aráuz,
Guayaquil