Es un rumor a voces, las facultades de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación del país están condenadas a desaparecer. La creación de la Universidad Pedagógica, por parte del Estado, requiere que aquellas mueran, y qué mejor forma de hacerlo sino poniendo unos estándares elevadísimos en las pruebas de admisión a dichas facultades, de tal forma que los bachilleres no puedan ingresar y estas se queden poco a poco sin alumnos.

La verdad es que en todo este famoso proceso de la selección y acreditación de bachilleres, colegios, profesores y universidades, hay una serie de verdades y no verdades.

Es verdad que la educación en nuestro país debe mejorar, pero no es cierto que toda la responsabilidad recae en los docentes y en las instituciones educativas.

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Es verdad que los bachilleres deben salir bien preparados de sus colegios, pero no es cierto que porque no pueden pasar unos exámenes de aptitud para los cuales no estaban preparados (porque todos creíamos que se les iba a tomar exámenes de conocimientos con base a sus especializaciones y los tomaron por sorpresa), significa que no son instruidos; es como si a un deportista especializado en levantamiento de pesas, a la hora de tomarle la prueba para ver si va a los Juegos Olímpicos, lo ponen a nadar en una piscina.

Es verdad que los maestros deben estar constantemente preparados y actualizados, pero no es verdad que para ser buen maestro deben necesariamente tener el grado de P.h.D porque sino, no valen. El P.h.D es solo un grado de investigación. Nadie puede garantizar que por tener un título P.h.D va a ser un buen profesor.

Pero hay maestros que tienen hasta cinco títulos en educación (profesores de segunda enseñanza, licenciados en filosofía, doctores en ciencias de la educación, magísteres en educación superior), más veinte, treinta o cuarenta de años de experiencia docente. Todo ese bagaje de preparación y experiencia, ¿no sirve? Ojalá recapaciten sobre lo que están haciendo, porque toda la vida no seguirán siendo poder.

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Carlos Eduardo Idrovo Coppiano.
doctor en ciencias de la educación, profesor universitario, Guayaquil