¿Alguna vez han sentido tensión relacionada al trabajo, enfado frecuente, discrepancias con sus compañeros de trabajo, ansiedad, sentimientos de soledad, cambios bruscos de humor, fatiga, palpitaciones, dolores cervicales y de espalda, dolor precordial, hipertensión, impotencia, aparición de alergias u otros?
Este cuadro clínico que afecta al sector productivo fue descrito en 1974 por el psiquiatra Herbert Freudenberger, y en 1984 Brill lo definió como desgaste laboral, Síndrome de Burnout o quemado, que afecta a las personas que no padecen de alteración mental y que en sus puestos de trabajo en el que tenían antes un buen rendimiento en sus labores, presentan un agotamiento físico y psicológico, baja motivación, agotamiento emocional, actitudes negativas u otros síntomas que afectaban su salud.
La Organización Internacional de Trabajo (OIT) señalaba que en el año 2000, el estrés laboral constituye una enfermedad que ponía en peligro las economías de los países y disminuía la productividad al afectar la salud física y mental de los trabajadores.
En nuestro país este síndrome del quemado lo estamos viviendo en las entidades públicas debido a las nuevas políticas reformistas, donde el profesional se siente afectado por la inseguridad constante en sus puestos de trabajo con la denominadas renuncias obligatorias, voluntarias o por la longevidad laboral que perjudica al trabajador de más de 25 años ininterrumpidos en sus puestos de trabajos.
Esta situación la vemos muy frecuente en instituciones de la salud, educación, en los empleados judiciales y por qué no decirlo en el propio Gobierno, donde la lealtad y la pérdida de valores se han visto afectadas ante la presión de continuar con los ideales del propio partido a pesar de no estar de acuerdo en la forma de actuar de sus superiores.
Hemos observado que, en el área de la Salud estamos ante una ausencia de profesionales especialistas con gran experiencia y conocimiento técnico, se han visto obligados a renunciar como medida preventiva para evitar que se les afecten su salud, familia y situación socioeconómica.
Actualmente los empleados públicos que tienen poco tiempo bajo contratos laborales no tienen estabilidad en sus puestos de trabajo y fuerte presión en su carga horaria permanente, so pena que en cualquier momento el empleador cese sus contratos aduciendo falta de presupuesto, entre otros factores.
El estrés laboral también ocurre por desavenencia entre compañeros o su inmediato superior, cuando hay ambiente de maltrato o un pésimo clima laboral, donde por resentimientos, envidias o frustraciones manejan un ambiente negativo de emociones y sentimientos encontrados.
Un estudio realizado por la Asociación Americana de Psicología muestra que el 60% de ausentismo laboral se debe al estrés relacionado con el trabajo, lo que causa un impacto profesional en las empresas y pérdidas económicas.
Ante el ambiente estresante actual los psicólogos recomiendan técnicas de relajación poslaboral, horarios en alimentación, ejercicio, sueño, trazarse metas reales a mediano plazo, mantener constantes programas sociales en grupos y saber, sobre todo, que nada es eterno en este mundo.