Rusia se convirtió este miércoles oficialmente en el 156º miembro de la Organización Mundial de Comercio (OMC), tras 18 años de difíciles negociaciones, con la esperanza de modernizar su economía pese a que muchos advierten del precio social que tendrá esta adhesión.

El director general de la OMC, Pascal Lamy, subrayó en un comunicado que el "viaje" de Rusia fue "largo" y que esta adhesión "reforzará, sin ninguna duda, el sistema de comercio multilateral".

En promedio, Rusia va a aplicar unos aranceles del 7,8% y ha asumido un compromiso específico en 11 sectores de servicios, precisa el comunicado.

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Rusia, la última gran potencia que seguía fuera de la OMC, logró en diciembre pasado la luz verde de los países miembros del guardian mundial de comercio a su adhesión.

Estados Unidos celebró la entrada de Moscú en la organización, considerando que esta adhesión abre "oportunidades" para las empresas estadounidenses.

"La adhesión de Rusia abre la puerta a más oportunidades para que las empresas estadounidenses exporten y vendan sus productos y sus servicios en Rusia", aseguró en un comunicado el representante estadounidense de Comercio Exterior, Ron Kirk.

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La Comisión Europea saludó también el ingreso de Rusia en la OMC, calificándolo de "particularmente importante para la Unión Europea" (UE). Rusia es el tercer socio comercial de la UE, que a su vez es el primer socio comercial de Rusia, recordó la Comisión en un comunicado.

Riesgos y ventajas
"Rusia se ha convertido en miembro de pleno derecho de la OMC. Es una forma perfecta de estimular el desarrollo de la economía y la competitividad", escribió en su cuenta Twitter el exministro ruso de Finanzas, Alexei Kudrin, una figura respetada internacionalmente.

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Esta adhesión debe garantizar "la estabilidad del comercio exterior, la reducción de las barreras arancelarias y administrativas y la posibilidad de participar en la elaboración de las reglas de cooperación internacional", declaró por su parte al diario oficial 'Rossiiskaya Gazeta' el principal negociador de la entrada del país a la organización, Maxim Medvedkov.

Los riesgos son la "caída de los aranceles a las importaciones, la limitación de las formas de apoyo del Estado a algunos sectores y, como consecuencia, el aumento de la competitividad de los productos extranjeros", reconoció.

Los detractores del proyecto, en particular los diputados comunistas, han advertido insistentemente de que la reducción de los aranceles hará que los productos extranjeros inunden el mercado de productos baratos, lo que supondrá la muerte de muchas industrias heredadas de la época soviética.

El propio Vladimir Putin, en el poder desde el 2000, había avisado varias veces del precio a pagar en caso de formar parte de la OMC.

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Larga negociación
Pero la crisis económica mundial, que golpeó con dureza a Rusia en 2008-2009, acabó persuadiendo a Moscú de las ventajas de una adhesión a la OMC.

Ningún país ha negociado tanto tiempo como Rusia para poder adherir a la OMC. El país presentó su candidatura en 1993, pero el proceso fue varias veces frenado, en particular tras la guerra relámpago en el 2008 contra Georgia, miembro de la organización que bloqueó durante un tiempo esas negociaciones.

El anterior récord lo tenía China, que negoció durante 15 años antes de ingresar en la OMC, lo que finalmente ocurrió en el 2001.