Rosa, menta, tamarindo y naranjilla estuvieron entre los sabores preferidos por los niños, jóvenes y adultos que en cualquier época del año, pero especialmente en los días en que arreciaba el calor, buscaban atenuar sus estragos y calmar la sed con un prensado, fresco o raspado, que era fácil encontrar en algún quiosco fijo o carretilla ambulante que iba en pos de sus clientes por cualquier barrio de nuestra ciudad.