El miércoles 2 de este mes, la afición eléctrica asistió masivamente al Capwell bajo tres considerandos: 1. Por felicitar a su equipo que en la eliminatoria de la Libertadores había clasificado a los octavos sacando del camino, nada más ni nada menos, que al Flamengo y al Olimpia; 2. Que se clasificó consagratoriamente de visita en Asunción en una jornada memorable; y 3. Por espectar al Corinthias ya que siempre es un atractivo el fútbol brasileño.

Pero ya en el juego, el equipo paulista no fue mejor que los azules, aunque estos no dieron pie con bolas para poder atinar a hacer un gol y ganar el partido; y los corinthianos lucieron muy esquemáticos, poco vistosos, muy pegadores y se fueron con el empate a 0.

Y allí nació la esperanza de clasificar en Brasil, eso creyó el fanático azul con más ilusión que realidad, porque si Emelec lograba un tanto de visitante tenía la clasificación en el bolsillo pero perdió. Allá como locales los del Timao jugaron mejor que en Guayaquil y ganaron merecidamente la eliminatoria.

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Emelec tendrá que analizar cómo le va con Luciano Figueroa y Marlon de Jesús, quienes no llegan a ser goleadores; además, en broma como digo yo, Figueroa juega mejor como defensa central porque cuando el equipo rival cobraba un tiro de esquina o libre, el argentino defendió muy bien.

Huérfano de ataque y huérfanos en la defensiva se encuentra el Bombillo. También es necesario hacer un curso donde se le explique en forma sencilla y clara cómo se debe utilizar el magnífico desempeño de Enner Valencia, ya que tiene condiciones excelentes como atacante por su velocidad y desplazamiento.

Coincido con el hincha eléctrico que con mucha tristeza se refirió a la eliminación: “Mejor, porque así el equipo se dedica solo al torneo nacional y juega menos cansado”.

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El jueves, también de la semana pasada, ¡qué excelente juego de local se mandó el Deportivo Quito! en el Atahualpa cuando derrotó ampliamente a la Universidad de Chile. Hace mucho tiempo el conjunto de la Plaza del Teatro no jugaba tan afincado en todas sus líneas cuando parecía que estaba dando cátedras de fútbol.

Defensa perfecta, un medio campo impecable en tapar coberturas y abastecer fluidamente a sus delanteros que definieron con claridad los 4 goles. Quiero destacar en forma sencilla que desde cuando jugaba con los puros criollos de El Nacional, el jugador Luis Checa me pareció como un estupendo defensa.

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Estoy de acuerdo que es el zaguero que más goles ha metido cuando sube a posiciones de ataque en los tiros libres y de esquina, y que lo confirme el estadístico Antonio Ubilla. Y Checa con Giovanni Espinoza hacen un buen dueto defensivo e impecable que, hasta el partido en Quito, llevaba un solo gol en contra en lo que va de esta Libertadores.

Estupendo el medio campo, con Freddy Olivo hasta que fue expulsado, y Álex Bolaños, quien lo reemplazó en el quite y el enlace; ni qué decir de la calidad de juego de Fernando Saritama que cada día es mejor y tenemos que hablar del remate efectivo de Matías Alustiza.

Ese encuentro que barrió a los azules universitarios se parecía al juego del gato y el ratón... Pero no había que cantar victoria antes de tiempo, ya que en octavos de final la diferencia de goles en la Libertadores tiene importancia en tanto los goles visitantes valen el doble.

Y de allí que el 4-1 era muy significativo y hasta cierto punto cómodo para chullas, pero la Universidad araucana hace pocos días le metió 5-0 en el clásico a Colo Colo y fue declarado internacionalmente el tercer equipo del mundo.

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¿Qué pasó en Santiago de Chile? Exactamente la temática al revés, ya que la U fue inmensamente superior y destrozó (con un 6-0) a la defensa quiteña que pareció un desastre. Pero, ¿cómo puede cambiar en ocho días la calidad de un juego entre los mismos equipos?

Son los misterios del fútbol. Sigamos con nuestro campeonato nacional.

Nota: Al lector Andrés Munizaga, que me envió una carta le contesto: Tiene usted razón, Barcelona cuando le ganó a Estudiantes en 1971 ya estaba en la segunda ronda y ese triunfo no le dio la clasificación a ninguna fase posterior.