Por Jorge Barraza (jbarraza@uolsinectis.com.ar)
.- El martes, por la Libertadores, Luis Fernando Mosquera, de Nacional de Medellín, le marcó a Vélez un bellísimo gol de tiro libre. Estaba a centímetros de la pelota, miró a derecha y a izquierda, como para dar un pase, y de pronto, sin tomar carrera, le pegó directo al arco. Le salió un tiro perfecto, despeinó a la barrera y se incrustó en un ángulo alto. Fue espectacular.

Nos hizo pensar en una reflexión del colega costarricense Rodrigo Calvo: "Los goles de tiro libre son muy apreciados en el fútbol. Muchos son cobros artísticos que engalanan los campeonatos del mundo y despiertan los aplausos del aficionado". ¡Cuán cierto es! Pero, ¿será una sensación personal o se marcan pocos goles de esa factura...?

Se marcan poco. Dice una estadística que en 13 fechas del torneo argentino (130 partidos) se llevan convertidos 4 goles de tiro libre. Nada. En Ecuador, el estadígrafo Antonio Ubilla contabiliza 5 en 83 partidos. "Yo recuerdo, a comienzos de los noventa, cuando Rubén Darío Insúa se paraba frente a la barrera en un cobro fuera del área, la gente palpitaba que era gol de Barcelona o pegaba en el palo, pero hoy en Ecuador casi no existen los goles de tiro libre", señala Ricardo Vasconcellos F. Un informe del diario El País, de España, dice que allá también se marca poco de este modo. Y nosotros, que vemos mucho fútbol inglés, casi no recordamos especialistas en esta materia. Apenas algunos aciertos de Steven Gerrard y de Wayne Rooney, no muchos.

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Efectivamente, se ven muy pocos goles de esa factura. En Colombia es una vía mejor utilizada. Se anotaron 18 goles de tiro libre en 134 juegos hasta el último domingo. Igual, se podrían marcar muchos más. El remate es uno los pocos aspectos técnicos que se mejoran con repetición. Pero Colombia es una excepción, en la mayoría de los países se están convirtiendo pocos tantos así. Se prefiere tirar el centro antes que ejecutar directo. Recordamos la importancia de los goles de Valentierra en la Copa Libertadores ganada por Once Caldas en el 2004. Inolvidable aquel misil tierra-aire frente al Santos desde 30 metros al ángulo. Lo mismo que los goles de Nelinho en Cruzeiro en los años setenta. Si se hiciera un ranking con los mejores pateadores de la historia, seguramente Nelinho estaría entre los tres primeros del mundo, fabuloso por precisión, potencia y efecto.

En una semifinal de Copa, en 1975, Independiente-Cruzeiro en Avellaneda, apenas comenzado el juego, Nelinho avanzó por su banda (era lateral derecho) y cuando pisaba la raya de la media cancha, sacó una bomba que se estrelló en el palo izquierdo de Santoro. Mínimo fue desde 45 o 50 metros. Los hinchas nos quedamos fríos.

También recordamos al chileno Jorge Aravena, quien con la pelota actual (la antigua los días de lluvia pesaba dos kilos) haría de 15 a 20 goles de falta por temporada. Fue un genio de la pegada, a la par de Nelinho, ni un centímetro menos. Pero, ¿qué pasa actualmente... ya no hay buenos rematadores...? ¿Es un recurso pasado de moda...?

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En absoluto, como fórmula tiene vigencia plena, es fantástica para resolver partidos cerrados. Que le pregunten a Cristiano Ronaldo si es anticuado. Buena parte de los goles del crack portugués son de falta directa, aunque el suyo es un caso aparte: tiene un remate extraordinario, que reúne dirección, fuerza y efecto, muy similar a lo de Nelinho. Una "folha seca" pero con violencia. La "folha seca" de Didí se elevaba sobre la barrera y caía suave al otro palo donde se ubicaba el arquero. Los de Cristiano van como un misil e igual bajan y se clavan. Aparte, con la pelota moderna, que es más liviana y serpentea, los arqueros la tienen difícil ante disparos así. Muchas veces, el "uno" intuye dónde puede ir la pelota del madridista, pero el misil igual pasa.

Siempre el tiro libre fue una opción magnífica para ganar partidos, para abrir defensas abroqueladas o bien cuando uno necesita llegar al gol y los avances carecen de ingenio, de sorpresa. ¿Cuál es el secreto del tiro libre...? Lo dicen todos los especialistas: 50% de buena pegada y 50% de ensayo. No es necesario ser Cristiano Ronaldo para embocarla.

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Rogerio Ceni, célebre arquero del Sao Paulo que lleva 103 goles en su carrera (65 de falta directa), reveló que antes de patear el primer tiro libre en un partido oficial, en 1997, practicó 15.000 lanzamientos durante los entrenamientos en su club: "Pateaba entre 2.500 y 3.000 tiros libres por mes después de las prácticas".

La implantación del aerosol para que los árbitros señalen dónde debe situarse la barrera en los tiros libres es un avance. En Sudamérica se le hace bastante caso y ya es obligatorio en Copa Libertadores y demás torneos continentales, hay que aprovecharlo; en Europa aún no se usa. Los europeos son remisos a aceptar una innovación originada aquí. Pero les vendría bien. Las barreras se adelantan más que acá. Una de las pocas veces que uno puede ver a Messi quejarse por algo en una cancha no es cuando le pegan una patada sino cuando va a patear una falta cerca del área y la barrera empieza a dar pasitos cortos hacia adelante. Sabe que eso reduce muchísimo la chance de gol. Pero los jueces no tienen la autoridad suficiente para amonestar o, si fuera el caso, expulsar por los adelantamientos, que nos "roban" goles.

El uruguayo Rubén Paz, genial y exquisito autor de goles de falta, dice que ahora ve poca paciencia para quedarse a entrenar tiros libres después de las prácticas. "Antes, el que pateaba bien ya sabía que tenía que quedarse después de hora, no protestaba". Ese es otro punto. Los técnicos de hoy, ¿le dicen a un crack "Lombardi, quédese media hora más a practicar tiros libres"...? Huuuuummmmm... Lo más factible es que Lombardi los mire mal.