Puede ser mejor o peor, pero no igual. Intentemos un análisis. El técnico argentino Luis Zubeldía llegó a mediados del año pasado a un equipo que estaba formado por otro colega. Se pasó un buen tiempo midiendo las posibilidades de lo que había heredado. Los toreros habían terminado la primera fase, con sus dos vueltas, a fines de junio, en el octavo lugar con 27 puntos.

De allí virtualmente arrancó Zubeldía y terminó el torneo en la segunda etapa, y sus dos vueltas, en el lugar 2 con 40 puntos. Progreso evidente. Es obvio que así mirado hubo un repunte muy bueno, remontando situaciones donde el hombre probaba y probaba jugadores para ir buscando seguridad y eficacia. Por ejemplo, su promedio de gol fue menos uno de la primera etapa y pasó a más ocho en la segunda.

Ante esa solvente situación y terminado el campeonato, la dirigencia aceptó las sugerencias del DT para nuevas contrataciones y así pudo armar el equipo del presente, que con un partido menos está en cuarto puesto a 2 puntos del primero. Claro, si hubiera ganado el domingo pasado hoy sería el líder igualado en puntos con Independiente, pero con mejor gol diferencia. Pero no ganó.

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Y allí está el detalle. ¿Qué pasó realmente contra Liga de Quito? Proponemos una tesis: Liga, hoy por hoy, está más o menos en el ranking de los cuatro primeros equipos del torneo y tiene estirpe envidiable. Pero digamos algo: “sus héroes están cansados” y se defienden a pura experiencia y cancha; Liga necesita renovación y ello requiere un proceso. Viene la contratesis: Barcelona es un equipo renovado que ha encontrado una muy buena línea de juego y, a mi juicio, cumplió su mejor partido del año, incluyendo juegos de campañas anteriores.

Esas conclusiones de la dialéctica planteada hace que existan méritos suficientes que harían de los toreros –y podría llegar a serlo– el mejor equipo del 2012 cuando se produce la salida de su entrenador.

Digamos algo del partido. Barcelona atacó fuertemente durante todo el duelo, y lo hizo armónicamente. Sus líneas defensivas y medio campo estuvieron muy organizados y un ataque incesante que se vio parcialmente frenado por una segura defensa alba y un arquero impecable que las tapó todas, menos el gol de penal. En el minuto 92, a continuación del empate de Claudio Bieler, Narciso Mina se comió el triunfo con algo de mala suerte. Pero en los 90 minutos los toreros dominaron y atacaron siempre.

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¿Qué hizo Liga? Se defendió con orden, retenía la pelota, de vez en cuando avanzaba cautelosamente y atacó a fondo una sola vez en todo el partido. La circunstancia de gol se produce en esa exclusiva arremetida, lo que significa en el argot futbolístico mucha suerte. Repito: Barcelona jugó un mejor partido en muchos meses.

Desde el punto de vista de los futbolistas, Zubeldía recuperó a José Luis Perlaza como defensa; estupendo Luis Caicedo y su reemplazante José Amaya. De Damián Díaz sobran buenos comentarios, pero mis elogios van para Michael Jackson Quiñónez, que fue una tromba que desde su lado izquierdo desbordaba continuamente como jamás lo hizo en sus equipos anteriores. Entonces, con elogios y mejores presagios, ¿por qué se fue Zubeldía?

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Desde el 2011, cuando debutó como estratega canario fue expulsado del campo varias veces por sus gestos, reclamos y conceptos. Es su joven edad, dijeron algunos; puede ser, pero hay miles de jóvenes que saben guardar la compostura. Hizo una promesa y no se desbocó este año y venía bien el asunto. Pero en sus declaraciones a la prensa cada vez más demostraban que había un talante pedantesco. Sus palabras denunciaban un carisma belicoso.

Nadie sabe qué pasó en el camerino caliente, donde ingresó un equipo que no merecía perder. Es posible que con la calentura, por el inmerecido resultado, alguien o Antonio Noboa, presidente torero, lanzara una frase más por su dolor que por otra cosa y el técnico se sintió tocado. Y el que a gritos vive, a gritos muere. Una lástima por Barcelona, que va muy bien y ojalá este episodio lamentable sea superable.

Demos la bienvenida a Gustavo Costas, que tiene experiencia y edad como para asumir el reto y subir a los toreros a escalones más altos, lo que su gran hinchada anhela desde hace años y que, por ahora, creo que está a punto de lograr.

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