Sí. La propuesta de Benedicto XVI realizada en diciembre del 2009 para que se reúnan a dialogar sobre temas trascendentes creyentes y no creyentes, empezó a funcionar bien desde febrero del 2012. Tiene buenas perspectivas.

Ya se pueden reseñar algunas reuniones realizadas en Bolonia, París, Tirana, Florencia, México y Palermo. La próxima será en Barcelona.

En Bolonia, se congregaron 1.500 personas que llenaron el aula magna de su universidad, la más antigua del mundo en funcionamiento ininterrumpido.

Allí el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, se refirió a “Dios en el ateísmo” y, para reflexionar sobre lo que podría llamarse la espiritualidad del ateo, citó a Emil Cioran, escritor y filósofo rumano, que se consideraba de la “raza de los ateos”, quien llegó a sugerir a los teólogos un particular camino “estético” para demostrar la existencia de Dios: “Cuando ustedes escuchen a Bach, se ve nacer a Dios… Después de un oratorio, una cantata o una Pasión, Dios debe existir… ¡Y pensar que tantos teólogos y filósofos han derrochado noches y días buscando pruebas de la existencia de Dios, olvidando la única!”.

Para Cioran “el hombre hace que pierdas toda fe, es una especie de “de-mostración” de la no existencia de Dios”, concluyó la cita el cardenal Ravasi, añadiendo “pero, por suerte, y esta es la gran contradicción, también existe, como antes decíamos, Bach…”

En París el espíritu fue similar: no agredirse, ni demostrar quién es más inteligente, sino tender puentes para el diálogo, de modo que todo el mundo pueda aportar lo mejor de sí mismo, en la construcción de una sociedad mejor, sin dogmatismos excluyentes, como leo en las reseñas.

Las reuniones se realizaron para públicos diversos, en la Unesco, la Universidad de la Sorbona, el Instituto de Francia, el Colegio de los Bernardinos y el atrio de la catedral de Notre Dame, que fue multitudinaria.

Los resúmenes que he podido revisar destacan planteamientos como “cada cual debe ir más lejos en la búsqueda de la verdad”, según dijo el rector de la Sorbona, citando al difunto cardenal Jean Marie Lustiger, arzobispo de París.

La lingüista franco-búlgara Julia Kristeva propuso no rechazar, reduciendo a caricaturas, el humanismo cristiano; y, por otra parte, reconocer que “no habrá un nuevo humanismo sin la aportación femenina”.

El prior del monasterio ecuménico italiano de Bose, Enzio Bianchi, expuso que “la búsqueda común es el sentido. Hay que encontrar una gramática humana que una a creyentes y no creyentes. La crisis de la fe es la crisis de la confianza, no solo en Dios, sino también en la Humanidad, en los demás, en las historias de amor”.

En el atrio de Notre Dame el diálogo se convirtió en una verdadera fiesta, particularmente para los jóvenes. Benedicto XVI se hizo presente mediante un video mensaje.

¿Conviene seguir la pista y reproducir este sistema de acercamiento humano? ¿Sería tan amable en darme su opinión?