Hernán Darío Gómez tiene incontinencia verbal. Suelta secretos sin control, sobre todo cuando se siente a salvo y en terreno neutral. A Ecuador no volverá nunca, por más que el presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol tenga sueños recurrentes con él, añorando los tiempos en que hicieron buenas migas y labraron complicidades.