No, no vamos a hablar de la derrota de Barcelona ante Macará, ni la de Emelec contra el Lanús argentino, aunque esperamos que los dos equipos guayaquileños, que no meten goles, hallen remedios para mejorar.

Vamos a hablar entonces de los nubarrones que presagian posibles tormentas en la dirección del deporte nacional y, además para estar acorde con las inundaciones, destrozos de caminos, calles, residencias, agricultura y demás etcéteras, cuando la naturaleza está castigando especialmente a las provincias costeñas.

Recuerdo que cuando el ministro del Deporte, José Francsico Cevallos, se posesionó, a los pocos días tuvo francas y optimistas ideas de lo que podría ser su gestión, y de las buenas relaciones que dejaba entrever con las dirigencias nacionales y provinciales de esta patria.

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Se lo veía con aires de renovación, pero de allá para acá, parece ser que se ha ido encontrando con problemas reales, o no tan reales, por lo que parece un poco dirigido hacia los enfrentamientos.

Contamos con algunos que otros datos periodísticos de diarios y programas radiales que tienen que ver con el deporte ecuatoriano, donde opinan ligeramente como yo lo hago, en tanto no tengo informes oficiales. Pero se vislumbra una lucha abierta que podría llegar a colocar al Ecuador deportivo en el abismo de la no participación internacional.

Por muchos años existió una configuración deportiva de clubes integrados a las asociaciones provinciales, y estas aplicadas a una federación provincial pero también votaban en las elecciones de las federaciones ecuatorianas por deporte.

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La nueva ley, que nace hace no mucho tiempo, divide ahora a los clubes en Alto Rendimiento, que están ligados a las federaciones nacionales por Deporte y en los clubes formativos (masificación), que están afiliados a la Asociación Provincial y por ende, en la Federación Provincial. Con este inicial enredo espero haber sido más o menos explícito, aunque faltan muchos más detalles.

Luego viene lo otro. Resulta que por diferentes interpretaciones entre el ministro del Deporte, las federaciones ecuatorianas y el COE, se han venido suscitando enfrentamientos. Unas veces, conversaciones y otras que apuntan a un desenlace poco feliz.

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El ministro y el presidente del COE, con sus acompañantes y asesores, se han reunido algunas veces, pero persisten puntos básicos de discordancia. Parece que a los nuevos clubes, a los que se quiere fabricar en unos casos sin mayores requisitos para que conformen nuevas federaciones, con lo que estarían creando clubes de puros papeles. Así se quieren desconocer elecciones en relación a cada Federación por deporte, que tiene, reconocimiento internacional y que de acuerdo a la ley ecuatoriana no se las puede tocar hasta que no cambien sus directivas legalmente, como fueron nombradas. ¿Todavía me siguen?

Hay una parte conceptual que es importante, las federaciones ecuatorianas (nuevas o viejas) no pueden formar clubes de ninguna naturaleza, ni el Ministerio tampoco, ni ningún otro organismo que no esté de acuerdo a una sociedad entre individuos.

El COE, por su parte, ha dado a entender que imposiciones forzadas constituyen una intervención del Estado, con graves consecuencias. Su autonomía está consagrada constitucionalmente y en las normas de la Carta Olímpica, que no quieren irrespetar, y le tocaría al país recibir una sanción que puede significar la no participación de deportes ecuatorianos en los Juegos Olímpicos y del Ciclo olímpico. He leído por ahí que el presidente de la Odepa, el mexicano Mario Vásquez Raña, dirigió una comunicación al ministro del Deporte, en la que le solicitaba una entrevista con el presidente del COE, cuyo resultado desconocemos.

He tratado en lo posible de llegar en forma sencilla al lector deportivo y no entrar en explicaciones “que aquí lo puse y no lo encuentro” porque es un asunto de mucha complejidad. Lo que sí persigo es que se busquen los caminos donde todos puedan llegar a un acuerdo serio en beneficio del deporte ecuatoriano.

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Hace algunos años, en algunas de mis columnas de este talante, he dicho siempre que el mejor eje de organización deportiva que existe en el Ecuador es la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), y que no está inmersa en la problemática actual sino que más bien, es un ejemplo a ser copiado para las actuales estructuras. No ha sido así y por eso es que cada cierto tiempo comienzan los malos entendidos.

Repito mis buenos deseos: que no se llegue a extremos que le harían mucho daño al deporte ecuatoriano y repetiré una vieja frase que espero se concrete: “paz entre los hombres y la gente de buena voluntad”.