Barry Larkin es el beisbolista de mayor jerarquía que ha llegado a Ecuador. No vino a jugar, pues ya está retirado; su presencia fue para dictar clínicas y dirigir prácticas para niños y jóvenes ecuatorianos, gracias a gestiones del Consulado de Estados Unidos, y personas que prefieren no ser nombradas, y por el Departamento de Estado de EE.UU., como parte de un programa de difusión para mejorar la calidad de vida mediante el programa Sport United.

Pese a la incomodidad de las lluvias de los últimos días, Larkin se las ingenió para ganarse la simpatía de niños y jóvenes peloteros ecuatorianos con quienes interactuó con cariño y carisma durante tres días.

Lo informó EL UNIVERSO, Larkin jugó todas sus 19 temporadas con los Rojos de Cincinnati, con quienes conquistó la Serie Mundial de 1990, fue convocado doce veces al Juego de las Estrellas, fue Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1995, ganó nueve Bates de Plata, tres Guantes de Oro”. Totalizó 198 jonrones, anotó 960 carreras, disparó 2.340 imparables, robó 379 bases. En enero pasado fue elegido con el 86% de los votos para Salón de la Fama, donde será inmortalizado en ceremonia especial el 22 de julio en Cooperstown.

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Decimos que Larkin es el jugador de mayor jerarquía que ha visitado Ecuador y es real. No estamos exagerando. Es oportuno recordar que para participar en torneos locales vino el venezolano Leonardo Hernández, que había jugado con los Orioles de Baltimore y Yankees de Nueva York, en las distintas posiciones del cuadro interior. En el Yeyo Úraga se enfundó la camiseta de Cardenales y defendió la primera base.

También llegó, por gestiones de Javier Moreira de la Asociación de Béisbol de Guayas, el estadounidense Matt Nokes, que fue receptor de los Tigres de Detroit y los Yankees. En diciembre del 2007 arribó al país el lanzador activo Miguel Batista para dictar charlas y clínicas motivacionales en los distintos campos de béisbol y entre ellos el de El Recreo, por lo que el Municipio de Durán declaró Visitante Ilustre al dominicano de los Marineros de Seattle.

En declaraciones a la prensa Barry Larkin señaló que su afición por el béisbol llegó por su padre, que fue entrenador, y su hermano mayor, que también jugaba la pelota. El mejor mensaje que les transmitió a los pequeños ecuatorianos es que el deporte lo mejoró como persona, le proporcionó salud y que para poder jugar en las Mayores hay que tener muchas condiciones y ser muy saludable.

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Sentenció que hay que respetar al juego. Estar dispuesto a salir al campo a dejar siempre lo mejor y que en cada práctica estar dispuesto a hacer algo nuevo y cada vez mejor.

El exjugador de Grandes Ligas llegó a los Rojos cuando estaba terminando su carrera el venezolano David Concepción, a quien considera una persona excepcional y de quien aprendió muchos secretos para jugar la posición de campo corto. Con Concepción se quedaban mucho tiempo después de los entrenamientos, repitiendo las jugadas. Incuso visitaba su casa para seguir hablando de los secretos para jugar de sior.

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En cierta oportunidad Larkin señaló: “David Concepción fue el mejor campo corto que yo haya visto en mi vida. Era mi ídolo. No pensaba reemplazarlo, solo jugar a su lado”.

Hay una vieja discusión de quien fue mejor: Barry Larkin o David Concepción. Las estadísticas ofensivas del norteamericano son mejores, pero defensivamente, a mi juicio, fue más el llanero número de 13 de la famosa Máquina Roja de 1975.

Barry expresó que fue sumamente increíble cuando lo llamaron para darle la noticia que había sido escogido para el Salón de la Fama. Fue uno de los momentos más emocionantes y aún no encuentra palabras para describir su sensación y que cuando se cumpla la ceremonia será uno de los instantes que lo recordará el resto de su vida.

Finalmente, Larkin señaló a los niños que el béisbol es lo mejor que le ha pasado en su vida, lo ayudó a ser mejor ser humano y le ha permitido conocer muchas personas.

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