Opinión internacional |
EE.UU.
Poco después de la declaración de Pérez Molina, el embajador norteamericano en Guatemala, Arnold Chacón, y un vocero del Departamento de Estado señalaron que su gobierno está en desacuerdo con la despenalización pero que esta iniciativa no alterará las relaciones entre ambos países; otro tanto derivó del presidente salvadoreño Mauricio Funes, quien habría apoyado inicialmente la idea de Pérez durante una visita a la capital guatemalteca, mas cambió radicalmente al regresar a su país y dijo estar en desacuerdo con la propuesta. Consultada, la presidenta costarricense Laura Chinchilla estuvo de acuerdo con la posibilidad de iniciar una discusión al respecto. A ella se sumaron la directora de la Organización Panamericana de la Salud Mirta Rose y la secretaria general de Unasur la excanciller colombiana María Emma Mejía, y los periodistas Carlos Alberto Montaner y Andrés Oppenheimer.
Pérez Molina ha enfatizado la necesidad de buscar una nueva forma de combatir la narcoactividad. En buena parte, la iniciativa surge porque los resultados son pírricos al revisar la ecuación inversión de los gobiernos versus éxitos sobre los narcotraficantes. Mientras el tráfico de drogas aumenta y gana terreno, el diario guatemalteco el Periódico citó el domingo 19 de febrero al Departamento de Estado del gobierno norteamericano, que en su página web anunció una reducción significativa en la ayuda a las operaciones antidrogas del área centroamericana: para el 2013, Guatemala recibiría US$ 2 millones, mientras Haití recibirá US$ 5 millones, Bolivia US$ 17,5 y México US$ 199.
La reducción de ayuda norteamericana para la lucha antidrogas se torna cuestionable al revisar los informes de las fuerzas de seguridad guatemaltecas, que reportan incautaciones en materia de producción y tráfico de drogas por el orden de US$ 3 mil millones en 2011. Adquiere especial importancia ese análisis cuando se concluye que la mayor inversión en la lucha contra esta faceta criminal proviene de los presupuestos de cada nación, donde educación, salud y otros aspectos del desarrollo han quedado a la deriva cuando hay que elegir entre invertir más en el bienestar de los ciudadanos o en la lucha contra los carteles, bien vista desde Washington.
Los narcotraficantes parecen estar conscientes de ello y con facilidad han convertido la zona en un feudo del cual difícilmente saldrán si la política antidrogas no cambia, pues ellos hábilmente han aproximado a las comunidades donde operan apoyando obras de beneficio popular, y han conseguido permear la institucionalidad política y la sociedad en general. Mejor armada y financiada, la narcoactividad ha permeado las estructuras institucionales –se dice que sus operaciones alcanzan los sistemas financiero y judicial y es un rumor a gritos de su participación en política– y está ganando la batalla que se plantea en consonancia con la política antidrogas norteamericana.
Parafraseando a Albert Einstein, es obvio que en materia de combate al narcotráfico insistir en la misma estrategia y esperar resultados diferentes es síntoma de locura; bajo esta óptica se entiende a Pérez Molina, quien propone iniciar la discusión incluyendo la posibilidad de despenalizar en busca de una propuesta alterna para controlar el problema que las drogas suponen para la región.
Es aventurado pensar en que el narcotráfico cederá ante la despenalización; la medida podría tener consecuencias devastadoras si no forma parte de una propuesta integral –como el presidente Pérez ha ampliado en nuevas declaraciones– que enfrente desde más escenarios el problema. Lo cierto es que al hablar de despenalizar la actividad, la discusión ha llamado la atención de los gobiernos que se sienten aludidos por el tema, y han regresado al primer plano los argumentos nacidos en todo el continente.
Concluyo señalando que el tema de la narcoactividad es tan sensible, que una declaración como la del presidente Pérez ha obligado un ejercicio de reflexión en múltiples niveles. El problema, pues, existe y con facilidad llamará a la meditación y a la planificación de una respuesta en el futuro, mientras tanto la propuesta de discusión del presidente Otto Pérez le dio la vuelta al mundo y tiene pensando a todos los tanques de pensamiento.