Una cancha con desniveles se convirtió, luego de una torrencial lluvia, en una piscina. Así, en un partido jugado sobre un terreno en pésimas condiciones, Emelec obtuvo ayer un empate sin goles en su visita al Manta, que actuó como local en el estadio Reales Tamarindos de Portoviejo. Los atuneros se presentaron ahí por los trabajos de mantenimiento que hacen en su reducto del Jocay.