El uso de los números en los uniformes de los deportistas se ha convertido en tema primordial, en una parte importante para su promoción y para el mercadeo con todas sus implicaciones, tradiciones y cábalas.

Los dígitos más famosos en el fútbol es el 10, de Pelé, Maradona y Messi; 9, de Hugo Sánchez; el 23, de Michael Jordan de la NBA; 16, de Joe Montana, en el fútbol americano; en el béisbol el 5, de Joe Di Maggio; el 44, de Reggie Jackson; y entre ellos el 13, de Álex Rodríguez, el pelotero más mediático de la actual generación.

En el balompié es como un código, al futbolista que se le otorga el número 10 también le están entregando la conducción y el liderazgo. Y si acaso le acompañan dotes de goleador se trata de un fenómeno, que ahora es una raza muy escasa.

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En el béisbol los primeros en iniciar esta costumbre de usar números fueron los Yankees de Nueva York, cuando el 13 de junio de 1948, en ceremonia especial, con una gran asistencia de fanáticos, hicieron el retiro uniforme con el 3 del Babe Ruth, el pelotero más emblemático de todos los tiempos.

En sus inicios, los números se otorgaban de acuerdo al orden de bateo. Con el paso del tiempo, y otras razones, fueron adquiriendo sentido de pertenencia y cada jugador se apropiaba de uno; los números son como parte de su misma historia y muchos de ellos los convirtieron en leyenda.

Cuando un deportista era cambiado a otro club tenía que aceptar el guarismo que estaba libre, pero si es un jugador famoso reclama ‘su’ número y si este ya está ocupado por otra estrella se arman polémicas y dificultades.

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A los novatos, por lo general, usan números altos y esta es una forma de determinarle su rango. Hay beisbolistas que escogen los números por alguna razón particular, fecha importante, o como homenaje y admiración a otro pelotero. Por ejemplo, en las últimas décadas entre los jugadores latinos todos quería usar el 21, del boricua Roberto Clemente, luego el 27, de Juan Marichal.

Hoy, el número y el nombre del beisbolista son piezas importantes en el mercadeo de un club, casi paralelo a los derechos de TV, publicidad en los estadios y taquillas, que sirven para cubrir de los enormes y multimillonarios sueldos.

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Parte del tren de gastos de una organización se han financiado con la venta de las camisetas de Álex Rodríguez o David Beckham, aunque en el campo de juego no aportaron respecto a lo mucho que costaron, sí provocaron que sonara constantemente la caja registradora.