Oficialmente la gira ATP comienza en Asia y Australia. En la década del ochenta la gira terminaba en Australia, la tierra de los canguros, la semana de Navidad. Era por demás agotador que luego de diez meses tener que sacar fuerzas y ganas para terminar el año allá y comenzarlo la segunda semana de enero con el Masters, en el Madison Square Garden de Nueva York.

Por este motivo este Grand Slam perdió importancia, lo jugaban pocos tenistas del Top Ten cuando en su momento brilló con los nombres de Rod Laver, Ken Rosewall, Roy Emerson, Lew Hoad y John Newcombe. Otro motivo era el económico, porque el desplazamiento a Australia era caro y los premios estaban alrededor de la mitad de los otros tres Grand Slams y eso llevaba a que muchos jugadores no hicieran la inversión que requería para poder ir.

Yo, que jugaba alrededor de 25 a 30 torneos al año, más exhibiciones y Copa Davis, tanto en singles como en dobles, y luego de una temporada extenuante, solo tenía cabeza para descansar. Qué equivocado que estuve. Debí haber hecho el viaje una que otra vez, prepararme y enfrentar el siguiente año de otra manera, quizás eliminando torneos de la gira de Europa en tierra, como Gstaad o Stuttgart, o alguno de cemento en el verano americano, como Long Island o Washington

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Además, me habría dado experiencia para jugar un par de semanas más en césped, y me habría ayudado a tener una confianza superior en Wimbledon. Mi primer Abierto de Australia lo jugué a los 29 años de edad y después solo lo volvería a jugar una vez más.

Pero vivimos en épocas diferentes, con calendarios distintos y gracias a la ATP y sus jugadores se pudo ubicar al Abierto de Australia en una mejor semana para que recupere la tradición y aureola.

Melbourne Park es un lugar estupendo, junto al río Yarra. y ahí está el Rod Laver Arena, nombrado así en honor al dos veces ganador del Grand Slam (1962 y 1969). Magnífico estadio con capacidad para 14.000 espectadores y techo corredizo para aguantar la lluvia o los calores excesivos de enero.

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Desde fines de la década del ochenta Melbourne volvió a vivir la fiesta del tenis al más alto nivel y nos preparamos para desde este lunes, y gracias a la TV, seguir en directo las incidencias de este torneo que se prevén muy interesantes.

Con solo dos semanas, desde que se inició el circuito ATP, esta temporada, luego de la para de fin de año, es muy difícil opinar de cómo llegan los tenistas, pero basados en cómo se desenvolvieron e la segunda parte del 2011, pienso que el número uno, y defensor del título, Novak Djokovic, es el principal favorito. Esto gracias a la confianza que ha adquirido, pero el intenso calor de Australia puede mermar su rendimiento si tiene partidos largos, aunque probablemente tenga algunos compromisos en la noche fresca, dada su condición de atracción.

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Roger Federer es quien mejor terminó el 2011 y su calendario irá pensado en llegar a los Slams descansado y ávido de acrecentar su historia. Con 30 años quizás sus mejores temporadas estén en el pasado, pero su cabeza solo piensa en las próximas dos semanas. Rafa Nadal, a estas alturas de su carrera, busca llegar en buenas condiciones físicas y sin lesiones y solo así será favorito en otra superficie que no sea arcilla. Sus ganas siempre están por encima de sus dolores y la coronación en la Copa Davis lo ha reanimado.

Los outsiders siempre tienen chance en este torneo porque llegan menos desgastados que los tres primeros. Si no fijémonos en algunos finalistas como el chileno Fernando González, el chipriota Marco Baghdatis, el alemán Rainer Schuettler y el francés Arnaud Clement.

Este año esos outsiders que tienen opción al título son Andy Murray, que con la adición de Iván Lendl a su equipo de trabajo puede haber hallado a quien lo guíe a un triunfo, calmando un poco las ansias del escocés. Jo-Wilfried Tsonga está listo y tiene el arsenal para lograrlo, solo las lesiones lo mantienen alejado de la gloria de un Grand Slam.

Finalmente, Juan Martín del Potro, ya repuesto de la final de la Davis, y con más tenis en su cuerpo, luego de la peligrosa lesión que lo tuvo alejado del circuito por largo tiempo, puede encontrar esa “zona” que lo llevó a vencer como el US Open 2009 y de una vez por todas ubicarse en la élite a la cual su juego está destinado a llevarlo. Veamos qué sucede.

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