Apenas abandonó la zona internacional del aeropuerto José Joaquín de Olmedo el rostro del argentino Luciano Figueroa exhibía ayer el ceño fruncido, producto del viaje desde Buenos Aires hasta Guayaquil y por los trámites migratorios, que le tomaron una hora. Pero en cuestión de segundos el semblante de la nueva contratación argentina de Emelec cambió.