Por ser deportistas fueron naturalizados, a toda velocidad, varios foráneos por ‘servicios relevantes’.

Desde 1993, los gobiernos de Sixto Durán-Ballén, Fabián Alarcón, Jamil Mahuad, Lucio Gutiérrez, Alfredo Palacio y Rafael Correa han otorgado por Decreto Ejecutivo la nacionalidad ecuatoriana a 15 deportistas extranjeros: trece futbolistas, un pesista y un canoísta.

La figura legal para nacionalizar en todos estos casos se basó en el artículo 8, numeral 1 de la Constitución de la República y el artículo 1, inciso primero de la Ley de Naturalización; es decir “por haber prestado servicios relevantes al país”; y se otorga como “un acto soberano y discrecional del Ejecutivo”.

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Aunque la Constitución admite la naturalización de extranjeros, José Augusto Enríquez, especialista en Derecho Internacional Privado, considera que “en Ecuador se atropella de manera burda lo que se conoce como la ‘gran naturalización’. Los señores (extranjeros) se sirven de las amistades; el mismo presidente (Correa), con bombos y platillos, por así decirlo (sentido figurado), otorgó la nacionalidad al arquero Marcelo Elizaga”.

Enríquez cita lo que dice la ley sobre la gran naturalización por decreto: “Se concede la nacionalidad por ‘prestar servicios relevantes al país’. Este es un acto de agradecimiento y condecoración. Es una ‘nacionalidad honoris causa’ y tiene características especiales”.

El jurisconsulto menciona esas condiciones: “1. El agraciado no solicita la carta de naturalización (no se la tramita); 2. No debe cumplir ningún requisito de la Ley de Naturalización; 3. No renuncia a su nacionalidad anterior; 4. No impone obligaciones al agraciado; 5. No se la hace efectiva, es decir no se la inscribe en el Registro Civil”.

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Pero, ¿qué pasa con los futbolistas? Además de no cumplir todos los requisitos de la Ley de Naturalización, “ellos sí van al Registro Civil e inscriben su nacionalidad, que en doctrina no cabe inscribir la gran naturalización, este es un nombramiento honoris causa. Pero ciertos personajes públicos (dirigentes deportivos) usan este proceso inapropiadamente para pedir la nacionalidad a deportistas que necesitan convertirse en nacionales para tener cupos en equipos o seleccionados”.

En este caso están Gilson de Souza, Ariel Graziani, Carlos Alberto Juárez, Cristian Gómez, Marcelo Fleitas, Javier Klimowicz y Norberto Araujo, que llegaron a la Tri; Carlos Espínola, Álex Escobar, Cristian Bottero y Marcelo Velazco no ocuparon plazas de foráneos en sus clubes; mientras que el ruso Boris Burov compitió en pesas como tricolor, al igual que el canoísta argentino César de Cesare. Se exceptúa a Carlos Alfaro Moreno, quien pidió ser ecuatoriano tras su retiro del balompié.

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Este uso de la nacionalidad para competir deportivamente motiva la crítica de Sixto Vizuete, técnico de selecciones juveniles de balompié. “Si hay dos naturalizados (en un equipo y se suman los cuatro cupos de extranjeros permitidos por reglamento) se vendría a quitar dos puestos a futbolistas ecuatorianos sean juveniles o mayores. Este debería ser un punto a analizar porque sí complica”.

No obstante, “si (los deportistas) ya consiguen la naturalización como todo ser humano tiene derecho a trabajar por sus familias”, opina Vizuete.

Intereses
Enríquez dice que la condición de “servicio relevante” es “muy subjetiva” y cree que se hace “una pésima interpretación de parte de los presidentes. Es una facultad que los mandatarios la toman muy a la ligera”.

Hugo Villacís, dirigente de El Nacional (que no contrata foráneos), coincide con el jurista. “Este es un tema que se trata con mucha ligereza. Quienes opten por la nacionalidad deberían haber hecho algún mérito, o trabajo relevante en el país, pero acá a cualquiera se le ocurre nacionalizarse para tener un cupo o dar facilidades a su club, y no debe ser así”.

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Pero no todos se oponen. Fleitas, exfutbolista uruguayo que llegó a Ecuador en el 2000 y se naturalizó en el 2003 (hoy es técnico de Emelec), expresa que los nacionalizados “están con todos sus derechos (otorgados por la nacionalidad)”; y cree que “no debería haber límite (para nacionalizarse) porque sería discriminar”.

Enríquez también aclara que “no se puede privar a nadie de este derecho”, pero “debe ser acorde al proceso normal: cumplir con las requisitos de la Ley de Naturalización (como la residencia de 3 ó 2 años, si es casado con un natural)” y presentarse en la Cancillería, como los casos de Pablo Saucedo (Barcelona) o Claudio Bieler (Liga de Quito), que lo hizo por ‘unión de hecho’ con su cónyuge ecuatoriana. Más en la Pág. 18

Exfutbolistas: Naturalización en el olvido
Francisco José ‘Pepe’ Paes
El brasileño se nacionalizó en 1979 para reforzar a Ecuador en la Copa América de ese año. Pero hoy vive radicado definitivamente en su país.

Gilson de Souza
El brasileño recibió la nacionalización para que sea parte de la Tricolor en la eliminatoria rumbo a Francia 1998; ya no vive en el país.

Carlos Alberto Juárez
Jugó como ecuatoriano en Emelec, Liga (Q), D. Quito y la Selección. En el 2009 se fue a Montevideo y ahora vive en su país de origen, Argentina.

Ariel Graziani
El argentino llegó en 1995 al Aucas. Luego se nacionalizó y jugó en la Tri. Ya no vive en el país, aunque en el 2010 vino como DT de Olmedo.

Álex Escobar
El colombiano vino en 1997 a Liga (Q), se naturalizó en el 2003. Se lo involucró en un caso de coyotaje en el 2006, se le dictó prisión y huyó.

Carlos Espínola
El paraguayo participó en una brutal gresca con Liga (Q) ante Barcelona en el 2006 y se fue; retornó pero desde el 2010 ya no juega en Ecuador.