Con un juego abierto, sin mayores marcas en los últimos minutos, la tensión en los graderíos del estadio Atahualpa se elevó. Deportivo Quito pugnó por el gol que asegure el título, mientras Emelec por el que extendiera la definición.

Al minuto 88, Matías Alustiza acabó con la angustia de los más de 30.000 hinchas azulgranas con un remate cruzado que venció al golero de Emelec, Wilmer Zumba (1-0). Con ese gol se desbordó la alegría de los azulgranas, contenida durante los momentos críticos del juego. También derrumbó los sueños de los millonarios.

“Tuvimos problemas por lesiones que no dejaron tener un equipo ideal en algunos compromisos, pero eso quedó atrás. Tuvimos argumentos para salvar momentos difíciles y especialmente para sacar adelante esta final. Validamos la superioridad de todo el año”, señaló Luis Saritama, capitán chulla.

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Mientras, el volante argentino Matías Alustiza, autor del gol capitalino, reveló que esta acción fue un sueño anhelado.

“Soñé que iba a convertir un gol en una final y hoy (ayer) se hizo realidad. Cuando entré tenía esa convicción y al final se pudo dar. Conseguir el título es lo máximo”, comentó el argentino, quien no ha tenido regularidad y es suplente.

Por su parte, Carlos Ischia, técnico del D. Quito, consideró que su equipo “fue un justo ganador” de la corona. “Esto es muy lindo. La bendición de Dios nos da la posibilidad de ganar el torneo”, dijo el gaucho.

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Ischia, que le dedicó el campeonato a su familia, que lo acompañó en el Atahualpa, y a otros integrantes de la misma que se encuentran en su natal Argentina, también se acordó de un colega suyo.

“Este título se lo dedicó también a Carlos Bianchi (del que fue asistente en Vélez Sarsfield y Boca Juniors y en ambos clubes ganó varios títulos argentinos e internacionales) con quien trabajé mucho tiempo. Me transmitió su humildad y sus conocimientos”, expresó.

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Lágrimas azules
Fernando Gaibor, volante azul, fue consolado por compañeros y rivales. “Esto es fútbol, lamentablemente las cosas no salieron como queríamos”, dijo el juvenil, entre sollozos.

“Ahora nos queda dejar esto atrás y pensar en lo que se viene. Dejamos todo dentro de la cancha, pero no pudimos llevarnos nada. Estoy orgulloso por lo que hicimos”, acotó.

Pedro Quiñónez tampoco pudo contener las lágrimas. Abrazados por Luis Idrovo, coordinador de Emelec, el capitán eléctrico llegó al camerino.