Emelec va hoy a la capital a disputar la final de vuelta por el título con el Deportivo Quito (12:00).

El primer partido, que se jugó en Guayaquil, ya lo sabemos, lo perdió Emelec (0-1), y obviamente la hinchada salió dolida, pero deben encontrar cierto alivio en reconocer que deportivamente ganó el mejor de ese encuentro, que fueron los chullas quiteños. Ese reconocimiento alivia de alguna forma la pena, incluso la amargura que brota por la pasión futbolera, pero no nos hace madurar aceptando que deportivamente así sucedió.

Si los azules hubiesen perdido con un equipo que no juega al fútbol, el dolor hubiese sido más profundo. En mi artículo de la semana pasada, sábado 10 de noviembre, reconocí explícitamente que los quiteños “se muestran sólidos y compactos, con una gran defensa y excelente mediocampo, y sobre todo, bien dirigidos por Carlos Ischia”. Textual.

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Los chullas venían de ganar la segunda etapa con el segundo mejor ataque (34 goles; El Nacional fue el primero, con 38) y Emelec también, con 34. Pero la defensa chulla marcó la diferencia en forma notable: 15 goles en contra, ante los 23 de los eléctricos. Y la historia de estos goles chullas se inicia con los primeros 10 partidos cuando mantuvo su valla invicta; perdió su primer duelo recién en el partido número 13 y así, en redondo, tuvo el mejor gol promedio de todos los equipos, con más de 19; numéricamente fue el mejor de la segunda fase y en el mejor puntaje acumulado.

Las estadísticas ayudan para obtener datos, sacar conclusiones, tomar previsiones para establecer políticas; pero son números y a estos tenemos que aumentar tácticas, técnicas y estado de ánimo, en definitiva, comportamiento en el campo de juego.

Cuidado, Emelec y D. Quito son parejos, pero los chullas en toda la segunda fase fueron eso, un equipo homogéneo y bien dirigido. Algunos datos. Antes de inicio de la final de ida, justamente Marcelo Elizaga se paseó por toda la cancha para probar el estado de ánimo de la hinchada y no salió solo, lo siguieron otros compañeros. La fanaticada cayó en la trampa: le tiró una tremenda chiflada que era lo que justamente buscaba para entrar en ambiente.

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Ya en el juego, como parte de una política de comportamiento, cada vez que el árbitro pitaba una falta, a favor o en contra, tres o cuatro azulgranas lo rodeaban automáticamente moviendo mucho labios y brazos en eso que llaman “trabajarlo”. Ese sistema lo aplicaban puntualmente.

En los tiros libres en contra, observen un detalle, cuando la bola llegaba a la zona de candela, siempre uno de los defensores simulaba un empujón y caía al suelo, dando la impresión de haber sido empujado. Cuando uno de sus compañeros hacía una buena jugada tres o cuatro lo aplaudían, y eso ratificaba el concepto que es un equipo que trabaja porque lo trabajan. Eso desarrolla un gran espíritu del cuerpo. Únase a lo anterior, futbolistas con buena técnica, muchos de ellos parte de la Tri y tenemos un equipo redondo disputando el título.

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¿Se puede ganar a los capitalinos en su casa? Muy difícil. Es casi imposible. ¿Por qué? Porque aparte de ser un buen equipo técnico y físicamente, juegan en su cancha.

Ahora bien, ¿Ya está todo perdido? En el fútbol no existen los conceptos absolutos y para parodiar una expresión popular se han visto “hasta caminar a los muertos”. Si Emelec hubiese jugado contra un equipo mediocre sería dolorosa su situación, pero los hinchas y el periodismo estuvieron de acuerdo en que el D. Quito se desempeñó ligeramente mejor y que la arremetida en el segundo tiempo los del bombillo hicieron demostraciones de un buen estado emocional, pero poca capacidad para convertir.

Es verdad que el árbitro del partido no fue un exquisito de esa profesión y permitió aquellas cosas que yo señalaba cuando descubrí algunas acometidas que lo trabajó muy bien en el conjunto visitante. ¿Hubo un penalti y no lo pitó a favor de los azules y no fue legítimo el gol de Vingnieri?

¿Podría mejorar Emelec su juego en Quito? Eso lo sabremos después de hoy, cerca de las 14:00, siempre y cuando no vuelva Fidel Martínez a marcar un gol en diagonal, fuera de las 18 yardas y se encuentra distraído el portero eléctrico.

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