El título de esta columna lo inspiró una carta de la sección Lectores, del Diario, enviada por el aficionado Guido Tutivén Jaramillo.

Y allí va: Se han jugado 53 campeonatos y los títulos se han repartido así: Barcelona y El Nacional, 13 cada uno; Emelec y Liga (Q), 10 ambos; Deportivo Quito 4 y Everest, Olmedo y Deportivo Cuenca, uno cada uno. Y aunque algunos lo duden, excepto los que me conocen, vi jugar las 53 ediciones y estaré mañana en la final de ida del número 54.

¿Qué viejo soy, verdad? Y más viejo aún si les cuento que vi fútbol amateur en Guayaquil, desde 1946 hasta 1950; y luego, desde 1951 el profesional, y por si acaso, jugué en el primer campeonato juvenil, reservas y de primera desde 1951 a 1960 en Emelec, Español y Favorita (los dos últimos en la primera B) y me pagaban por jugarlo. Ello me parecía gracioso: me pagaban para ser feliz.

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Las disgregaciones por la edad sobresalen en el cajón de los recuerdos en un momento que no puedo evitar por lo mucho que uno quiere a este deporte. Ver 54 torneos en forma consecutiva es buena suerte del destino; recuerdo unas palabras del genial pensador el psicosociólogo Vícktor Frankl, quien dijo que “la vejez permite pensar que maduramos a medida que envejecemos; pero mientras vamos envejeciendo biológicamente, nos vamos regenerando biográficamente”.

Y por último, “que los recuerdos los vamos cobijando en el ser pasado, donde nada está perdido sino guardado para que no se pierda”. Así he justificado este preámbulo, he sacado recuerdos para el presente.

Esta es la tercera vez que disputan el título D. Quito y Emelec. El primero fue de 1957 donde los azules ganaron en Guayaquil por primera vez; el segundo se definió en el Olímpico Atahualpa y también lo ganaron los millonarios, en 1988. Y este tercero terminará en la capital, pero tienen que también sortearlo primeramente en Guayaquil, en el Capwell.

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¿Cómo están los dos equipos? Deportivo Quito en la tabla de la segunda etapa tiene 44 puntos y los eléctricos 34; y en la general acumulada también están mejor los chullas, con 82 contra 78. Pero lo más importante, los capitalinos se muestran sólidos y compactos, con gran defensa y excelente medio campo, y sobre todo, bien dirigidos por Carlos Ischia.

Emelec tiene lo suyo, aunque con tropiezos de última hora. Llegó con fulgores al primer lugar de la tabla en la primera etapa; luego se fue impensadamente el DT Omar Asad, vino Juan Ramón Carrasco, que les hizo doler la cabeza y modificó lo bueno para entronizar lo mediocre; y ahora el talentoso Marcelo Fleitas tiene que atar nudos y regresar al equipo sólido, mandón y de buen juego. En todo eléctrico pesa siempre la buena calidad del equipo.

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Francamente, hay que hacer algo para que no coincidan con pocas horas los duelos por campeonatos nacionales y los de la Copa Sudamericana y Libertadores. Lo que le pasó a Liga es injusto. No terminó bien el torneo local por jugar las semifinales y finales de la Sudamericano. Ello mata a cualquier equipo y los albos lógicamente prefieren el certamen internacional, donde tiene prestigio en toda América. Perdieron el jueves contra la magnífica Universidad de Chile. El próximo miércoles será la revancha en el país de la Estrella solitaria.