Este año en Emelec han sucedido una serie de hechos que muchos los podemos catalogar como errores, pero esa es nuestra perspectiva. ¿Con tantos errores se puede ser campeón? Claro que sí.

Estamos a puertas de la disputa de una nueva final de campeonato. Dos partidos que muchos imaginábamos de cierta forma, hace algunos meses, por cómo se estaban dando los resultados, pero sobre todo por el rendimiento de Emelec y Deportivo Quito. Pero eso es relativo, las cosas podrían haber cambiado.

Esto nos deja algunas preguntas: ¿Qué tenían los otros equipos? ¿podían aspirar algo más? El fútbol es más que solo emociones, la emotividad, la motivación están bien pero no es suficiente, hacen falta muchas más cosas.

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¿Qué pasó en Emelec? Los rumores son muchos y las versiones variadas. ¿Su presidente se demoró en sacar al técnico anterior? ¿Ya estaba todo hablado entre los jugadores?, ¿el técnico se quería ir porque tiene otras posibilidades en México y buscaba que lo echen? ¿Por qué no Juan Ramón Silva? Existen tantas preguntas y especulaciones. La realidad es la que vemos ahora: un nuevo conductor que tiene que llevar a un grupo a jugar los dos partidos más importantes de la temporada.

He escuchado comentarios sobre el porqué tendría Emelec que ganar esas dos finales: ¡Está motivado! ¡Marcelo Fleitas conoce al grupo! ¡Tiene buenos jugadores! ¡Motivación, ganas, voluntad, amor propio, etc.! Hay una reflexión que pido sobre el Deportivo Quito y sus jugadores: ¿están muy motivados? ¿Su entrenador ¿conoce bien al grupo? ¿el plantel tiene buenos futbolistas?

El fútbol es más que solo emociones, motivación, ganas o voluntad; hace falta conocer profundamente de estrategia estática (balones parados), dinámica (durante el juego); funcionamiento individual y colectivo; estructura de equipo, que no es solo el sistema; zonas de influencia, presión, achiques correctos, en qué zonas, repliegues, relevos adecuados, etc.; manejo de las variaciones y de las variantes que tiene un partido de fútbol y más cosas.

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Este año en Emelec han sucedido una serie de hechos que muchos los podemos catalogar como errores, pero esa es nuestra perspectiva. La forma de marcharse de Omar Asad, la salida de Silva, la contratación de Juan Ramón Carrasco, la salida tardía de Carrasco, la transformación de jugador a conductor del grupo de Fleitas. ¿Con tantos errores se puede ser campeón? Claro que sí, en el fútbol como en la vida, no existen las frases “no es posible o no se puede” todo es posible.

El Deportivo Quito se maneja con una buena estructura de juego. Un arquero (Marcelo Elizaga) con mucha experiencia, aunque es comprensible ya su falta de recursos físicos en algunos casos, pero eso lo suple con gran ubicación. La defensa (que viene jugando junta) Jayro Campos-Luis Checa, o Mariano Mina, con una misma estructura. Y no hablo del sistema, sino con la coordinación de movimientos; saben hasta dónde deben replegar (línea del área grande), no se meten mucho en su área, hasta dónde achican para no ser sorprendidos con los balones largos.

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Sus laterales, Pedro Velazco-Isaac Mina, saben cuándo tienen que apoyar en ofensiva y cuándo ordenarse para hacerse fuertes en defensa. En la línea de volantes Álex Bolaños está dando equilibrio defensivo, hace los relevos correctos; Oswaldo Minda es más mixto: apoyo ofensivo y colaboración defensiva, es una especie de comodín, muy útil para cualquier estructura. Delante de ellos está Luis Saritama, trabajador, con alguna dosis de calidad; es el alma del equipo, se mueve bien entre líneas, pero sobre todo se mueve mucho.

Por derecha, Juan Carlos Paredes, con proyección y desequilibrio, por izquierda, Fidel Martínez que está finalizando un buen año. Tiene mucha habilidad, aunque en algunos momentos frena el volumen de juego de su equipo, sin embargo, es importante uno contra uno. Y Maximiliano Bevacqua, que aunque no está haciendo goles, es el referente de ataque que todo equipo necesita. En estas fechas ha despertado Matías Aluztiza, que se mueve bien, juega detrás del punta y está haciendo goles.

Muchos no estarán de acuerdo cuando digo que el Quito juega 1-4-3-3. Un equipo ofensivo, cuatro defensores (dos de ellos que apoyan cuando la circunstancia lo amerita), tres volantes por el centro (uno de equilibrio y dos que pueden realizar la función de apoyo) y tres delanteros que cuando su equipo no tiene la pelota colaboran con el proceso de recuperación, presionan sobre las bandas, ahogan a los laterales contrarios, y no dejan jugar a los volantes centrales. D. Quito realiza superioridad numérica en mediocampo, por eso le llegan poco a su defensa.

Ni hablar de la fortaleza que tienen en la estrategia a balón parado. Son firmes y fuertes en defensa; en ataque tienen buenos cobradores y gente que va con convicción, la convicción de tener variantes de juego preparadas, donde su eje es flotante: unas veces Checa, otras Isaac Mina, o Campos, pero observen la variación que tienen estos tres elementos, no repiten posición, (bien por su entrenador): vemos trabajo y todos seguimos aprendiendo.

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