Por Jorge Barraza (jbarraza@uolsinectis.com.ar)
.- De héroe nacional a personaje chamuscado, de técnico de moda a desocupado/desacreditado, de buen dirigente a conductor inepto, los extremos a que expone la Eliminatoria son como el Ártico y el Antártico, dos océanos con un mundo entre medio. En ese medio, las presiones, agobiantes; las repercusiones, gigantescas. Todo sustanciado a frenética velocidad. Puede atestiguarlo Leonel Álvarez. El 11 de octubre era un "líder ganador", un iluminado; en el atardecer del 15 de noviembre, dos partidos después, había pasado a ser un "petardo inútil".