Barcelona mató ayer varios pájaros de un solo tiro con su triunfo 2-0 en el Clásico del Astillero. Acabó con cinco años de derrotas y empates ante Emelec en el estadio Monumental; le puso fin una racha de tres caídas seguidas en el campeonato; se colocó otra vez en carrera por la posibilidad de buscar un cupo a la repesca de la Copa Libertadores y de un mazazo dejó a su acérrimo rival con escasas opciones de terminar primero (y así evitar jugar finales para decidir al monarca del 2011).