AFP
BUENOS AIRES,.- Bolivia celebró ayer un histórico empate a 1 frente a la Argentina de Lionel Messi en el estadio Monumental, con la disciplina de un cerrojo defensivo a prueba de balas y un oportuno gol de Marcelo Martins, por la tercera fecha de la eliminatoria al Mundial de Brasil 2014.

Martins generó el sueño de la escuadra verde con un disparo alto y a quemarropa a los 55 minutos, ilusión que se desvaneció a los 59m con un remate esquinado de Ezequiel Pocho Lavezzi, ante unos 30.000 espectadores, con tribunas semivacías, prueba de que la albiceleste sigue huérfana de respaldo popular después de muchos años de fracasos en mundiales y copas América. Una sonora rechifla despidió al equipo del entrenador Alejandro Sabella.

Bolivia reafirmó que es una sombra para Argentina, luego de haberla goleado 6-1 en La Paz, en la eliminatoria para el Mundial de Sudáfrica 2010, e igualar a 1 en el partido inaugural de la Copa América Argentina, en julio pasado.

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Argentina volvió a mostrarse como una escuadra sin timonel, sin sorpresa, sin sabiduría táctica para aprovechar al mejor jugador del momento, Messi, cañonero del FC Barcelona, llave maestra para el gol por genialidad y repentización. Cualquiera envidiaría tener a Messi, pero la manera en que lo hacen jugar en Argentina, sin socio para el toque y lejos del área.

Para colmo, Gonzalo Higuaín, el delantero más desequilibrante de los argentinos, se vería forzado a recibir los pases de espaldas al arco, acorralado por Rivero, convertido en su perseguidor implacable.

El Pipita Higuaín pudo abrir la cuenta a los 20m, cuando mandó el balón a la red pero el árbitro ecuatoriano Carlos Vera no convalidó el gol al no otorgar la norma de ventaja. Según la edición electrónica del diario Olé, "cuando tocaba la pelota, el árbitro pitó la falta contra Messi, en ese preciso instante se llevó el pito a la boca. ¿Y la ley de ventaja? ¿No se dio cuenta de que cerquita del área la jugada podía seguir? El juez se equivocó feo y el grito quedó atragantado (...) en una de esas jugadas en las que un juez internacional no debería fallar".

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Si se lo analiza en frío, no fue sorprendente que Martins perforara una defensa en la que Martín Demichelis, quien no pudo rechazar un balón fácil, es el talón de Aquiles. A partir de ahí, Demichelis fue abucheado en cada pelota.

Pero tampoco fue inesperado que la entrada de Ezequiel Lavezzi, con su poder de gol, produjera instantes después el empate tras un pase magistral de Fernando Gago.

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Argentina, desesperada y desordenada, desnudó su inoperancia en cada avance contra una defensa conmovedora.

Los argentinos visitarán el próximo martes a Colombia, mientras que los bolivianos jugarán en Venezuela.