Si antes de la semana pasada me hubieran preguntado cómo quedaría el partido entre Barcelona y Liga de Quito le habría otorgado, en el peor de los casos, un empate, porque los datos inmediatos anteriores así lo sugerían: Barcelona 3, El Nacional 1; Espoli 1, Liga (Q) 0. Y claro, jugando de locales los amarillos se enfrentaban con más seguridad a ese buen equipo que son los albos de la Casa Blanca.

Los casi 55.000 espectadores en el Monumental enmudecieron. No atinaron a entender la ilógica cierta que encierra un partido de fútbol. Los toreros igualaron transitoriamente al final (2-2), como una alternativa menos negativa, pero la entrada de Luis Bolaños, con pase a Paúl Ambrosi y la definición certera del capitalino definió el resultado final (2-3). Pero bueno, cualquiera tiene una caída. Pero ir a Manta y perder ante un equipo que está más cerca de irse a la B que de seguir en la A es el colmo de la mala leche.

El estado de ánimo tenía que estar listo para conseguir una victoria de visitante y atenuar la derrota ante Liga (Q), pero fue otra derrota.

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Hacía un calor sofocante, sí, pero en Guayaquil, también. La cancha o tenía muy cortado el césped, o debajo de este había cemento. Solo así se explicaba el rebote desmedido cuando la pelota subía sin control. La cancha del Jocay debe ser revisada porque produce mayor desgaste físico y se pierden muchas jugadas. Conclusión: calor y cancha, tanto que el árbitro ordene detener el juego para que se hidraten los futbolistas y él mismo, faltando cuatro minutos.

Con el juez central, que a esas alturas debió estar viendo el doble de lo tuerto que estaba como consecuencia del sol, llegaron dos goles atuneros por el desgano, errores e inoperancia de la zaga torera. Todo en un minuto. Fatal. Increíble.

Este sábado, Barcelona debe viajar a Ibarra para visitar al Imbabura. Jugará en la altura, pero fundamentalmente con sus propios fantasmas recientes. Tiene que luchar consigo mismo porque tiene un buen equipo y llegó a estar, y lo está todavía, apuntando al Deportivo Quito. Los toreros están con 28 puntos; tienen 21 goles a favor y 14 en contra para más 7; ocupa el cuarto puesto. El Imbabura es último con 9 puntos; 13 goles a favor y 9 en contra para menos 16. Una lástima.

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Como sea, los amarillos tienen todo para ganar, excepto sus propias deficiencias.

Faltan seis fechas, o sea 18 puntos, y entre los cuatro más opcionados para ser primeros están D. Quito (38), Emelec (29); Liga (29) y Barcelona (28). ¿Cómo será el final? Por ahora, especulación y nada más.

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Los eléctricos también están a la caza de los chullas. Este sábado se la juegan en el Capwell contra Deportivo Cuenca (21 puntos, 17 goles a favor y 18 en contra). Los azules vienen de ganar de visita a Espoli, y en casa Liga (L) con marcas contundentes. El espíritu está en alza, los resultados también, pero lo más importante es que ya aparece la imagen que buscaba el DT Juan Ramón Carrasco.

Hay una declaración permanente de los futbolistas y cuerpo técnico de Emelec: están convencidos de que ganarán esta fase para no tener que disputar la final. Ojalá, pero hay que estar preparados para todo.

Cuando una respuesta no puede ser confirmada con certeza, un amigo inteligente me aconsejaba contestar: “Tal vez sí, tal vez no; lo más seguro es, ¿quién sabe?