“La ciencia llegó al fútbol para hacerlo crecer no para reemplazar la calidad del jugador”. Esta es una frase que César Farías, el DT de Venezuela, no tomó en cuenta. Sí, realizaron un buen trabajo en la Copa América, su preparación previa fue la adecuada; la preparación para jugar en los 2.850 metros de altura de Quito pudo haber sido la correcta, pero se olvidó de los intérpretes para realizar el trabajo: nos presentó jugadores con muchas limitaciones técnicas y deficiencias en su calidad.

Pienso que Farías se dejó llevar por el tecnicismo, con discursos llenos de bases científicas, (exámenes de sangre para determinar la cantidad de hemoglobina y glóbulos rojos con los de sus jugadores, cámara hiperbárica, exámenes de lactato, etc.), pero no hay que dejarse impresionar por los términos. Cualquier club medianamente organizado realiza todas estas pruebas como una base rutinaria, incluso la Ecuafútbol, que tiene un propio laboratorio. Estas pruebas se cumplen constantemente por parte del departamento médico, sin darle tanta publicidad al tema.

Ecuador planteó un sistema muy propio de nuestra identidad futbolística: defensa zonal con cuatro hombres en el fondo, todos ellos con velocidad, con repliegue rápido en lo poco que fueron exigidos. Los dos laterales, Juan Carlos Paredes y Walter Ayoví, jugando muy adelantados, cerca de los volantes exteriores, para crear superioridad numérica en ataque y también acortar el recorrido que tenían que realizar para llegar a posición de centros.

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Los zagueros centrales, Jayron Campos y en especial Fricson Erazo, en las salidas tuvieron que saltar la línea media con pases largos, ya que no se tenía posesión efectiva. Era todo muy lateral y lento, recordemos que así llegó el primer gol, un rechazo de Erazo, que agarra a los cuatro hombres de ataque de Ecuador recién volviendo, contra una defensa mal parada y lenta. El primer gol de Ecuador no fue producto de buena circulación de balón ni de una salida clara.

La actuación individual de Cristian Noboa y Luis Saritama fue adecuada. No son volantes centrales, de equilibrio; los dos son volantes de apoyo, perdimos en los rebotes defensivos, llegaron tarde muchas veces al cierre y relevos. Esto no nos causó muchos inconvenientes por el pobre nivel venezolano, que tuvieron un ataque de juego colectivo y un tiro libre en el primer tiempo; en el segundo fue mucho más inofensivo.

Sobre los volantes exteriores, Antonio Valencia tuvo una actitud muy positiva, siempre mostrándose para jugar; ni hablar de su capacidad de desborde y centros. Nuestros delanteros no son grandes cabeceadores, pero los centros de Valencia son tan precisos que es difícil no cabecear bien.

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Por el lado venezolano, o hubo un exceso de confianza en su lateral José Luis Granados o nunca se esperaron el rendimiento y la potencia de Valencia, al que siempre lo dejaron mano a mano.

De Christin Suárez confío en que su rendimiento tiene que mejorar, al igual que los delanteros Jaime Ayoví y Christian Benítez. Me dio la impresión de que se vieron opacados por el rendimiento de Valencia. Conocemos la calidad que tienen estos tres jugadores (Ayoví, Suárez y Benítez), sobre todo, para encarar en el uno contra uno y ganar, pero se limitaban a abrir la pelota a la derecha y esperar el centro de Valencia.

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Funcionó, pero podemos hacer mucho más que eso, no podemos depender solo de lo que haga o deje de hacer Valencia. Aun así, confío en la capacidad de estos tres futbolistas. Marcaron gol Benítez y Ayoví, pudieron haber hecho mucho más, pero vieron un partido fácil y definido y aflojaron, cuando era la oportunidad de ser más contundentes contra un equipo con muchas deficiencias.

Con algunos picos altos, sigo viendo una Tricolor lenta en el traslado, en la circulación. Faltó agresividad ofensiva, encarar y buscar el uno contra uno que en Quito, y con la calidad de nuestros jugadores, debería ser nuestra principal arma.

Ecuador fue lento y tibio en la recuperación del balón, con poca presión. Se pudo ahogar a Venezuela en su propio campo, pero en muchos pasajes del partido trotamos y con eso se consiguió un resultado bueno. Contra otros equipos no será igual de fácil. Estoy seguro de que con el mismo equipo llanero, con su alineación estelar, aun no aclimatados, pero con más calidad, habría sido más complicado.

“La ciencia no reemplaza a la calidad del futbolista”.

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