Atractivo comienzo de Eliminatoria, vibrante, con mejor fútbol del esperado, menos áspero, menos cerrado, más generoso y abierto. Y 15 goles. Que pudieron ser 20 si Perú y Ecuador anotaban todos los que derramaron fuera de los palos. Curioso contrasentido: el juego tuvo el ardor que caracteriza esta competencia, aunque resultó notablemente más poético y vivaz que el de la Copa América.

Cuatro triunfos locales. Y una lógica absoluta. Uruguay pisó firme ante Bolivia; Ecuador aplastó la disparatada aventura del entrenador venezolano (a quien teníamos en alto concepto) de jugar con los suplentes de los suplentes. Perú ratificó que esta nueva etapa, efectivamente, es nueva. Y que está dispuesto a llegar a las últimas consecuencias para viajar a Brasil. Argentina, lejos todavía de parecerse a un equipo, bajó del pedestal a Chile, que sigue convencido de tener “una generación de jugadores extraordinarios”.
 
* Entre semana. A diferencia de todas las anteriores, esta Eliminatoria se disputará en días laborables: viernes y martes (salvo la 5ta y 6ta fechas). De este modo, se perjudica menos a los clubes europeos cedentes de los futbolistas. Juegan un domingo allá, viajan a Sudamérica, actúan viernes y martes y regresan de inmediato para estar a disposición el domingo siguiente. Pero además no pierden ningún partido de liga porque vienen en fechas FIFA, de modo que en Europa juegan también las selecciones. Además, son nueve jornadas dobles en dos años, por lo cual los viajes se reducen al mínimo. Fin a los roces de las selecciones con los clubes. La novedad es que en los encuentros que se disputan en primer turno, a hora muy temprana, como pasó ayer en Montevideo y Quito, los estadios no se llenan. Por lo tanto, hay mucha menos presión para el visitante.
 
* ¿Amistoso? Así, Bolivia enfrentó a Uruguay en un semi-semivacío estadio Centenario. Apenas habría unos 15.000 asistentes en el viejo coloso. Parecía un amistoso. Claro que Uruguay lo jugó a fondo, como es su costumbre, sin importar la categoría del rival. La firmeza uruguaya, la clase de sus jugadores, el infalible tridente Suárez-Forlán-Cavani, la sabia conducción de Tabárez, el equilibrio defensivo-ofensivo que tanto gusta a su técnico, la memorización del esquema de juego confirman a la Celeste como candidata excluyente al primer puesto de la tabla. No vemos cómo podrían escapársele los tres puntos ante Paraguay el martes próximo en Asunción. Un abismo de fútbol divide hoy a charrúas de guaraníes.
 
* Categoría. El auténtico crack siempre muestra su categoría. Lo hizo Luis Suárez, autor del primer gol de la Eliminatoria y pesadillesco para la defensa boliviana… Diego Forlán, cada día más inteligente, ejecutó media docena de córners y tiros libres y todos fueron a la cabeza de un compañero. Cada centro suyo fue medio gol… Antonio Valencia, quien aprovechó al máximo el hándicap que le ofreció Venezuela con la marca de Granados (él no tiene la culpa, el técnico lo puso ahí)… Pipita Higuaín, autor de tres goles, dos de ellos notables… Paolo Guerrero, verdugo elegante, vertical, no se mancha la ropa como el que suelta la guillotina, él usa la inyección letal de su habilidad… Y Messi, pero Leo son cinco centavos aparte.
 
* Fabuloso. ¡Qué terrible monstruo Messi…! Otra exhibición notable, con un agregado casi desconocido: estrenaba la cinta de capitán y se lo tomó más en serio que nunca, arengó a sus compañeros y mostró una ambición, un deseo arrasador de ganar, golear y gustar. Cada vez que encaraba era un tendal. Como siempre, la figura de Argentina, aunque una suerte de dictadura de la estupidez exige que se hable mal de Messi. En toda Latinoamérica (especialmente en vastos sectores de Argentina que tienen por ídolos a Maradona y a Tevez) hay como un deseo irrefrenable de que le vaya mal para poder insistir con el latiguillo de que “con la Selección es un fiasco”. Messi los demuele en su estilo: siendo la figura en todos los partidos que juega.
 
* Certeza. Que Alejandro Sabella deberá trabajar muchísimo para convertir a Argentina en un equipo, no quedan dudas. Atrás es un desconcierto. También existe una certeza: arriba es brava Argentina. Llega y mata.

* Predecible. Que Paraguay lo va a pasar muy mal en esta Eliminatoria se advertía desde hace tiempo. Se acentuó en la Copa América, donde jugó un fútbol horrendo. Pero el debut en Lima superó las estimaciones. Directamente, no tiene jugadores (por eso se fue Gerardo Martino). Se extinguió una generación y no quedó nada atrás. Salvo Iván Piris, lateral importante, de lo demás no se rescata nada, ni brasas, apenas cenizas de aquellas selecciones que fueron a cuatro Mundiales consecutivos. Ahora va a pagar los platos rotos Francisco Arce, pero sin jugadores no hay Ferguson ni Guardiola que valga. “Debemos mejorar muchísimo para competir en una Eliminatoria”, declaró Arce. La pregunta es cómo…
 
* Evolución. La tarea artesanal, de orfebre que está llevando a cabo Sergio Markarián en Perú se manifiesta y crece partido a partido. Con los mismos elementos con que otros técnicos eran colistas en las anteriores Eliminatorias (Guerrero, Pizarro, Farfán, Vargas, Vílchez, Acasiete, Rodríguez jugaron la clasificatoria para 2006 y 2010) ha transformado a Perú en una escuadra confiable, ganadora, ambiciosa, equilibrada. Apabulló a Paraguay con fútbol, con orden, con fuerza interior. Aún más notable que todo ello, Markarián logró revertir el desánimo casi patológico que reinaba en Perú en torno a su selección. La euforia de las tribunas, desde mucho antes del inicio, refleja lo que este equipo transmite. Falta cruzar casi todo el río, pero ya hay una certidumbre: este Perú sabe nadar.