Tercer domingo de octubre del 2005. Bagdad, capital de Irak. 13:05. Unas 600 personas estaban en la cafetería asentada en la zona del Palacio de la República, antes el principal de Saddam Hussein, cuando sonó la alarma de ataque. El ambiente se alteró y todos intentaron protegerse debajo de las sillas y mesas de plástico. Del lado del río Tigris los insurgentes habían lanzado seis morteros: uno quedó en el techo de aluminio del local, otro cayó al costado y cuatro más en un área cercana. Pero ningún artefacto explotó.