Hasta fines de este año, el gobierno ecuatoriano espera recaudar al menos 100 millones de dólares para implementar la iniciativa Yasuní-ITT, que consiste en dejar el crudo existente en esa zona de la selva oriental bajo tierra para contribuir a la conservación ambiental.

Así lo expresó la embajadora Ivonne Baki, negociadora del proyecto, quien acompañó al presidente Rafael Correa a la New School for Social Research de Nueva York, donde dictó una conferencia sobre el tema ante estudiantes y maestros.

Acompañada por su amiga personal, la actriz Bo Derek (más conocida como la Mujer 10), Baki comentó que al momento ya tienen contribuciones de gobiernos amigos como Francia, Alemania y Colombia, así como contribuciones de la sociedad. “Hay personas que están donando su sueldo de un año”, afirmó con entusiasmo, pero sin precisar montos.

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En el caso de que no se llegue a la meta en ese plazo, dijo ella, el presidente descarta “revisar” las fechas y las estimaciones económicas.

En la conferencia, el mandatario explicó que la iniciativa es una propuesta “revolucionaria” que pretende contribuir a mitigar los impactos del calentamiento global. Pero aclaró al auditorio que el país “no está pidiendo caridad” a la comunidad internacional sino una “compensación” por dejar bajo tierra el petróleo en el parque nacional Yasuní.

Aunque no era tema del foro, uno de los asistentes le cuestionó respecto a su relación con la prensa de Ecuador. Correa señaló que al momento lleva adelante una gran “lucha” contra los medios de comunicación “capitalistas” que están en manos de “media docena de familias”. “Son contrapoder, pero de ciertos gobiernos solamente”, dijo él, refiriéndose brevemente al juicio que interpuso contra este Diario y sus directivos por supuestas injurias.

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Desde el público, asimismo, otros le recriminaron sobre la detención de activistas sociales acusados de sabotaje y terrorismo. En tono molesto, les pidió que “se informaran bien”.

Por la tarde, en el marco de la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Correa se reunió con delegados de varios gobiernos, académicos y empresarios para convencerlos de los beneficios de invertir en el proyecto.

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Explicó que el Ecuador ha creado un fideicomiso administrado por la ONU cuya garantía serán inversiones en proyectos de energías renovables y desarrollo ecológico.

En la tarde, en un foro paralelo a la ONU y con la presencia del secretario de esa organización Ban Ki-Moon, Correa hizo un llamado a la comunidad internacional para que dé su apoyo a la iniciativa ambiental ecuatoriana señalando que de explotarse más de 400 toneladas de dióxido de carbono se emitirían al aire.