AFP
MADRID, España.- Con la Liga aún por comenzar, por una huelga desconvocada el jueves, Josep Guardiola, que acaba de lograr con el Barça la Supercopa de España (2-2 y 3-2) ante el Real Madrid de Mourinho, ve posible otro título, el viernes, en la Supercopa de Europa contra el Oporto portugués.

Discreto, modosito, el ex jugador del Barça, que encara su cuarta temporada al frente del club 'blaulgrana', aparece justamente como el antídoto 'anti-Mourinho': ofensivo en el juego y calmo fuera del campo, justo donde su homólogo del eterno rival se muestra a la defensiva y con espíritu volcánico.

Por lo pronto en el aspecto comunicativo, parece existir un mundo que separa a estos dos hombres. Allí donde el madridista se expone en primera persona, al extremo a veces de superar los límites como sucedió en la vuelta de la Supercopa de España, el barcelonista apenas hace olas.

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Como muestra valen las diferentes reacciones de ambos frente a las polémicas surgidas después del acalorado final del partido, el 17 de agosto en el Camp Nou de Barcelona.

Después de que el Comité de competición de la Federación española anunciara la apertura de un expediente sobre las actitudes de Mourinho y de Tito Vilanova al final del encuentro (el portugués le metió un dedo en el ojo al segundo entrenador del Barça, que antes le había dado un leve golpe en la cabeza al contrario), el Real Madrid respondió inmediatamente a través de un comunicado denunciando "provocaciones e insultos" del Barça.

¿Y por parte del Barça?. Nada. Pep Guardiola mantuvo silencio en una radio sobre la polémica que consideró nefasta en una concentración con sus jugadores. Sin contar con que el técnico barcelonista no quiere avivar un fuego pronto para reanimarse.

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"Hay que dar pruebas de sentido común. Sino uno de estos días terminaremos matándonos por la calle", dijo Pep el pacificador después de la deriva de la Supercopa.

Si están en las antípodas en el terreno de la comunicación, Pep y Mou son también muy diferentes en sus concepciones sobre su deporte.

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Allí donde Mourinho se jacta de sus valores y títulos personales, Guardiola habla de los otros más que de él. Formado también en la escuela azulgrana, toma para sí la larga tradición del "seny" (sentido común) catalán. Por lo pronto por todo lo legado por el mítico holandés Johan Cruyff y su fútbol "total".

Con el título de la Supercopa de España en las vitrinas barcelonistas, Guardiola emuló el récord de once títulos logrados por el holandés como entrenador. Y podrá superar al maestro nada menos que el viernes.

¿Y entonces? "la herencia de Cruyff" se mide por algo más que el número de títulos, esquivó el técnico catalán.

Guardiola sobre todo se apega indiscutiblemente a un estilo: el juego ofensivo, no obstante, su opositor madrileño, formado en la escuela italiana, se muestra mucho más atraído por un juego defensivo, más basado en la potencia y en la velocidad al contragolpe.

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Fiel a una receta ganadora, Guardiola no debería desmentirse frente al FC Oporto, que, ironías del deporte, es justamente el ex club de Mourinho.

El viernes, el técnico catalán deberá sin embargo imaginárselas para componer su equipo con dos grandes bajas: las lesiones de los defensas Carles Puyol y Gerar Piqué. Privado de sus dos centinelas, Pep podrá alinear un tandem franco argentino Abidal-Mascherano como lo hizo en el partido de ida de la Supercopa de España.

Sin embargo podrá contar con su triplete mágico Xavi-Iniesta-Messi, podio en el último Balón de oro y también ubicados para lograr los primeros puestos este año en el galardón.