Los violentos hooligans, que tanta muerte y destrucción sembraron en Europa el siglo pasado, renacen hoy en el espíritu perturbado de un director técnico al que el Real Madrid contrató para conquistar un título y terminar con el apabullante dominio de su odiado rival: el excelso FC Barcelona, que va camino a ser (si no lo es ya) el mejor equipo de la historia del fútbol mundial. Es el ballet Bolshoi del césped que hace aparecer a sus rivales, incluido el Madrid, como una comparsa de curiquingues.