Cuando en un partido de béisbol el lanzador abridor, por el fragor de las acciones empieza a perder control, efectividad y dominio sobre los bateadores rivales, el entrenador del equipo debe imperiosamente buscar a los relevistas que mantengan el plan de juego y acercarse a un triunfo.

Esa tarea hace todo mánager previsivo y con conocimientos del manejo del juego, caso contrario se aleja la aspiración natural de ganar y el adversario se aprovechará para derrotarlo.

Cuando al entrenador no tiene esta precaución de hacer los cambios en el momento oportuno, y en la circunstancia justa, será observado por los directivos del equipo, con la probalidad de perder el cargo.

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Con esta norma básica de manejo de los lanzadores en un juego se puede hacer paralelismo para graficar o describir lo que está pasando con la dirigencia del béisbol ecuatoriano. Han pasado muchos años y el deporte de la pelota chica en el concierto internacional se mantiene en la misma posición. No encuentra el camino del éxito, al juzgar por las últimas participaciones fuera de nuestra fronteras.

El problema no son solo los resultados, estos son consecuencia de conservar por tantos años la misma forma de manejar este deporte y casi nada nuevo ha ocurrido. Se mantienen las mismas formas de convocar a las selecciones. No han cambiado los sistemas de entrenamientos. No se han mejorado los campos. La implementación deportiva es escasa.

Se necesita urgentemente incrementar la cantidad de provincias en la práctica del béisbol organizado en Ecuador para hacer luego verdaderos campeonatos nacionales.

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El actual directorio de la Federación Ecuatoriana de Béisbol —según la página web del organismo— no tiene genuina representación de todos los sectores que practican esta disciplina. No hay representantes de la Liga Miraflores, Liga del Sur, Liga Juvenal Saénz Gil, El Recreo, Yeyo Úraga.

No aparecen representantes del Comité o Asociación del Guayas, que es la provincia que más promueve, difunde y masifica en todo el territorio nacional el béisbol; no hay delegados de clubes tradicionales como Cardenales, Americano, Torremar, Católica, Emelec, Naval, que trabajan duro por mantenerse en la actividad.

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Si el entrenador, como el del ejemplo inicial, no hace su trabajo, y mantiene al mismo lanzador cansado en la loma y si acaso los directivos del equipo, que lo nominaron no hacen los correctivos, corren el riesgo de ser el centro del juicio crítico de la opinión pública y de organismos superiores.

Si el máximo organismo del béisbol en el país no está haciendo el trabajo que los tiempos actuales exigen, su entidad coordinadora y supervisora deberá efectuar los correctivos necesarios que permitan al béisbol ecuatoriano encontrar el camino de la superación.