Oyola, el joven torero que vino desde España
Cuando Roosevelt Oyola cumple una meta que se trazó, surge un nuevo sueño. Revela que estar en Barcelona fue una ilusión que tuvo desde niño, incluso antes de emigrar con su familia a Alicante, España, cuando el zaguero tenía 10 años.

El primer sueño de Roosevelt fue ser futbolista y comenzó a forjarlo en tierras lejanas. “A los 10 años me fui a España, por temas económicos de la familia. Mi papá (Roosevelt) se fue primero. Él lleva 12 años allá; luego nos llevó a toda la familia. En España empecé mi carrera futbolística”, cuenta Oyola, machaleño de 20 años, que actúa como juvenil en Barcelona.

“En el Campello Club de Fútbol (segunda división regional, de Alocante) me formé. Estuve desde los 10 años hasta los 14. De allí estuve 6 años en el Elche, donde jugué en segunda categoría. Antes de volver estuve ahora último en el Alicante, pero no estaban muy bien las cosas allí”, relata.

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Pero este año apareció la que considera la oportunidad de su vida. Un amigo de su padre (quien lo representa) se contactó con Flavio Perlaza, exdefensa y símbolo torero, quien recomendó a Barcelona el fichaje de Oyola. Así volvió a Ecuador. “Me salió la propuesta de Barcelona y no lo pensé dos veces. Tuve que dejar en España a mi familia, a mi hijo y mi esposa, a la gente que más amo. Pero fue para cumplir mi sueño de jugar en Barcelona”, relata Oyola.

Sus sueños no acaban con ser canario, donde “desde el primer día me han tratado muy bien los compañeros, y sobre todo el entrenador, Luis Zubeldía”.

Tiene otra ilusión futbolera y la confiesa con una sonrisa: “Estoy cerca de cumplir otro sueño: jugar con Barcelona un Clásico del Astillero oficial, por el campeonato. Es en el Capwell, donde nunca he actuado, y quiero hacerlo bien”.

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Oyola hace la aclaración de que es su primer clásico oficial, porque en julio pasado jugó un amistoso contra Emelec, en su debur con la camiseta amarilla, en Portoviejo.

Dejar a su esposa Jenny y a su hijo Carlos en España por el fútbol es cosa que suele entristecer a Oyola, quien se comunica con ellos antes y después de cada partido. Recalca que los tiene siempre presentes porque lleva tatuados en el brazo izquierdo el nombre de su hijo, y en el derecho, el de su compañera de vida.

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Pero el mismo deporte que lo separó de sus seres amados los volverá a unir, advierte Oyola, feliz. “En dos semanas vendrán mi esposa y mi hijo”. Esto fue posible porque Oyola ya tiene un contrato como futbolista profesional. Firmó por cuatro años con Barcelona.

Así, sus sueños no terminan. La próxima meta “es llegar a la Selección, porque nada es imposible en el fútbol”.