Andrea Masmela
CUENCA.- Con honores, aplausos, gritos y flores fue recibido la tarde del pasado jueves en su natal Cuenca, Alfredo Campo Vintimilla, campeón mundial de bicicrós en la categoría júnior.

En el aeropuerto Mariscal Lamar, familiares, amigos y varias autoridades dieron la bienvenida a Campo, quien llegó (a las 14:30) desde Copenhague, Dinamarca, donde conquistó el cetro del torneo de ciclismo.

El azuayo arribó en una aeronave de la compañía Tame, que atravesó un arco de agua lanzado por coches cisterna en honor al campeón mundial.

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Tres coronas de laureles esperaban a Campo, quien luego de saludar a sus familiares se embarcó en una motobomba del Cuerpo de Bomberos para dirigirse a las instalaciones de la Federación Deportiva del Azuay (FDA).

Decenas de aficionados al bicicrós pedalearon delante del coche donde se transportaba el deportista; la caravana estuvo presidida por una banda de pueblo que animó el recorrido por el Centro Histórico.

Ya en el complejo deportivo Bolivariano, Campo contó los detalles de su triunfo y agradeció a quienes lo ayudaron. "Estuve concentrado, recordé mi país, mi familia, todo el esfuerzo hecho, me entregué a Dios y me dije, bien gano o me caigo pero voy a darle con todo; cuando llegué primero a la meta y vi en la pantalla gigante mi nombre no lo podía creer".

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"En esos momentos, quería hablar con todos, contarles que ya era campeón mundial, que el sueño se había cumplido", relató Campo.

Su madre y su padre, Isabel Vintimilla y Alfredo Campo, también acompañaron al deportista, lo que cargó de emoción el recibimiento. Tras el discurso del ciclista, a Isabel Vintimilla se le quebró la voz al dirigir unas palabras a Alfredito, como ella lo llama: "Eres el campeón de mi corazón", dijo la progenitora del nuevo ejemplo del deporte nacional.