Terminó la Copa América con un campeón que es una tradición en el sur del continente, que tiene sus arrestos coperos al haber sido el primer campeón del torneo, también el que más veces lo ganó (15); además conquistó los dos primeros títulos olímpicos en fútbol para América y fue el primero de esta región con dos copas mundiales, entre ellas el famoso Maracanazo de 1950.

Como todos sabemos Uruguay es el país más pequeño, geográficamente hablando, de la Conmebol, con 3,5 millones de habitantes, de los cuales más de un millón viven en la capital Montevideo.

Uruguay fue primero provincia argentina, luego fue peleada en guerra fratricida al ser invadida por Brasil, hasta que postreramente logró ser independiente flanqueado por los dos grandes países sudamericanos.

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Digo yo que por estas circunstancias, de estar en medio de esas dos potencias y ser los más pequeñitos, tuvieron que mirar al mundo para ser grandes en espíritu y en acción. Uruguay fue el primer país sudamericano en conseguir la alfabetización total y también tuvo formatos de presidencias políticas que fueron ejemplo, hasta llegar a compararse con los gobiernos suizos de Europa.

Desde que es república independiente digo yo, por los puntos analizados epidérmicamente en líneas anteriores, el uruguayo quiso ser grande en esfuerzo y espíritu combativo y de autosuperación permanente. Eso les ha permitido mirar a todos también con un igualitario tú a tú. Uruguay es de un fútbol único, que lucha contra todos con atrevimiento y orgullo y siempre da muestra de admirable grandeza.

Dicho esto con profundo respeto y homenaje al campeón de América, miremos ahora cómo nos va en nuestro campeonato nacional.

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Emelec goleó (5-0) en su primera presentación localista al Imbabura, que no dio mucho trabajo pero sí le permitió a los azules atinar en la mayoría de las ocasiones y concretar las oportunidades que se le presentaron. Ya en el partido contra Liga de Quito la cosa fue diferente. Se presentó los primeros minutos con un planteamiento relativamente defensivo y careció de profundidad.

En el segundo tramo, cuando Liga anotó por tiro libre el gol que sería el del triunfo (1-0), los eléctricos arreciaron con ataques y tuvieron en sus pies por dos o tres opciones de gol. Que quede sentado una cosa, Emelec es un buen equipo y Liga también. Eso nadie lo discute.

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Por otro lado, Barcelona deja dudas en cuanto al desempeño del equipo, ya que todavía se lo asocia con el espectro de la primera etapa porque no se avizora un mejor rendimiento colectivo o personal. Empató con Espoli de visitante (2-2) y ganó de local frente a Liga de Loja (2-0), que a su vez había perdido como local 3-0 ante El Nacional.

Como el aficionado amarillo es exigente, y no los convenció el partido con los policías en Santo Domingo, a duras penas asistieron 4.000 al estadio el miércoles por la noche.

La expectativa negativa quedó confirmada por un deficiente juego, a pesar de ganar. Mañana, en la tercera fecha, Emelec recibirá al Manta, que perdió por goleada con el Deportivo Quito (4-0) en la primera jornada y venció en su casa 2-1 al Olmedo. Ahora, al visitar a Emelec veremos si los atuneros ratifican el nivel que mostraron en el Jocay, y si Emelec también ratifica en el Capwell lo que hizo contra el Imbabura.

A Barcelona le toca en la capital un hueso duro de roer: el Deportivo Quito, puntero invicto con seis puntos, siete goles a favor y cero en contra.

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¿Qué podrán hacer los toreros frente a este rival? Ojalá que ya se vea la mano del técnico Luis Zubeldía, con los pocos refuerzos que poseen.

Por mi parte, como columnista, lo dije hace algunos meses y lo reafirmo ahora: los toreros necesitan un cambio radical en toda su plantilla. A mi juicio, deben quedarse unos cuatro jugadores. En fin, veamos cómo viene la mano mañana.